La hizo una chica de 18 años en mayo, tras sufrir a un hombre bastante mayor que ella. Pasaron los meses pero la situación de peligro persiste cada vez que sale a la calle.
Fue el 23 de mayo a las 21 horas cuando Rocío Verón, de 18 años, se acercó a la Comisaría Segunda de Malvinas para radicar la denuncia de un episodio de acoso que había sufrido durante esa misma tarde: un hombre se le había acercado en una motocicleta 110 c.c negra mientras ella caminaba por la calle Alaska (hacia la esquina con Florida).
Primero le había tocado una glúteo al pasar por su lado y luego había dado la vuelta, arrinconándola y exigiéndole que se suba al vehículo. Ante la negativa de Rocío, le habría querido robar el celular para luego darse a la fuga. Esa, no era la primera vez que ella sufría ese tipo de acoso de ese mismo hombre, a quien reconocía de vista y de quién sabía (por los vecinos) que vivía en la calle Honduras. Por ese motivo es que lo denunció, pero la tranquilidad que esperaba obtener a partir de esa acción nunca la tuvo.
Hasta hoy, Rocío sigue asegurando que el hombre merodea cerca suyo y la persigue. Todavía le dice cosas por la calle y ella tiene miedo. Todo, con una denuncia penal realizada.
De él, sólo sabe que tiene entre 35 y 40 años de edad y que vive en una casilla de madera en las calles Honduras y Arenales. Es un hombre robusto, de 1,80 metros de altura, tez trigueña y por la descripción física, tiene la parte superior de la dentadura desviada levemente hacia adelante.
Tanto Rocío como su madre y el resto de su familia piden que las autoridades le puedan garantizar la protección que necesita para poder desarrollar una vida normal. Por ahora, el miedo es recurrente al salir a la calle.