El hecho sucedió el martes 13 de diciembre. En ella vive junto a sus cuatro hijos y dos nietos. Le prometieron ayuda desde el Municipio pero no tuvo novedades y sigue esperando.
Patricia Maidana (46) salió de su casa en la calle Salta, entre Catamarca y Chubut (barrio Raffo) el último martes 13 de diciembre a las 7.30 horas rumbo al hospital para atenderse por una hernia que la aquejaba. Minutos más tarde, recibió un llamado en el que le avisaban que volviera rápido a su vivienda porque se estaba incendiando.
En ella, estaba su hija Magalí de 22 años, su hijo Mateo de 5, y sus dos nietos de 5 y 2 años de edad. Al parecer, Mateo se encontraba en su habitación ubicada en el entrepiso, y mientras Magalí se bañaba (era quién se quedaba al cuidado de los niños) intentó encender un espiral para evitar la presencia de mosquitos. Todavía se desconoce que pasó realmente para que se encendiera el fuego, pero supone Patricia que dejó el espiral prendido arriba de la cama o bien un fósforo encendido en la caja.
Lo cierto, es que en la difícil situación, Magalí hizo lo que pudo: proteger a sus hijos y su hermano, y sacar la mayor cantidad de cosas posibles para evitar que fueran alcanzadas por el fuego que, igual, destruyó casi todo.
Hoy, a casi una semana del episodio, Patricia aseguró "estar como el día del incendio". Tuvo acercamientos y promesas del Municipio aunque todavía espera una respuesta concreta y también de Mauro García, a quien le agradece una caja de alimentos. "Yo más que plata, necesito la mano de obra que no puedo pagar para hacer las paredes afectadas", remarcó.
Lo cierto es que el entrepiso de madera fue gravemente afectado por el incendio, pero no tanto como las paredes, que corren peligro de derrumbe. El fuego también devoró gran parte de los tirantes del techo y las chapas quedaron muy flojas. "Con un viento fuerte podrían volarse y quedaríamos a la intemperie", manifestó Patricia, que en su casa vive con sus dos nietos, Magalí, Mateo y dos hijos más (uno de 17 y otro de 12 años). Son siete en total y ella, separada, trabaja en casa de familia para sostenerlos económicamente. "Yo tengo que seguir trabajando porque sino no comemos", dijo.
Entre sus pérdidas más importantes están muebles, colchones, ropa, calzado y electrodomésticos. Su situación es de mucha incertidumbre y necesita ayuda urgente. "Gracias a Dios mis hijos y nietos están bien, y uno siempre dice que lo material va y viene pero recuperar todo esto va a ser muy difícil para mí. Prácticamente lo que gano trabajando día a día es para poder comer", concluyó Patricia, que como si fuera poco, debe operarse en el Hospital de Luján y, por no ser residir allí, tiene que pagar la malla de silicona que deben colocarle por un valor de más de 10 mil pesos.
Para colaborar con ella, comunicarse a su teléfono:
11-2556-2778.Más fotos:[gallery columns="2" size="medium" ids="4191,4190"]