Compartí en las redes
El semanario El Vecinal salió a la calle tras la polémica clausura de sus instalaciones y allí el director del medio, Sebastián Piccardo, se despachó con un artículo donde reveló una supuesta oferta económica para limitar su postura crítica.
Así fue la tapa de El Vecinal de esta semana.
El jueves 27 de enero, en diversos puntos de la ciudad, el semanario El Vecinal estaba recorriendo las calles tras la polémica clausura de sus instalaciones del edificio de la calle 2 de Abril.
Como se esperaba, la opinión de Sebastián Piccardo, dueño del medio, apareció en un extenso artículo que ocupó casi una página del diario. En sus líneas, además de ratificar el sentimiento de que su medio había sufrido una censura y un ataque contra la libertad de expresión, hizo una importante aseveración.
"Sin dudas que si la oferta de dinero que me hizo el funcionario 'multigobierno' a mediados del año pasado, hubiese sido aceptada de mi parte, hoy seguramente no estaría pasando por esta situación persecutoria que se está realizando sobre mi persona y sobre nuestros medios en general. Tal vez acostumbrado a la compra y venta de periodistas como si fueran chupetines, es lo que le generó al gobierno municipal de Darío Kubar el profundo enojo, cuando un simple director de un semanario y una radio les negó la posibilidad de someterse a sus requisitorias para decir solamente lo que sus oídos querían escuchar", escribió. E incluso contó que "ese funcionario se presentó en mi oficina y me dijo que ponga cifras".
A la infinidad de gestos de apoyo y solidaridad que ha recibido El Vecinal, se sumó la UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) que en su sitio web expresó su repudio ante la clausura. Utpba que sí y Utpba que noEl mismo gremio que, en 2011, cuando nos sucedió una agresión física, económica y de amenazas de muerte, nos había dicho que no nos podía acompañar porque no estaba el periodista afiliado.
En aquella oportunidad, amén de la minimización del hecho y el inmediato olvido (a dos semanas de la elección), ni la flamante oficina municipal de DDHH nos tomó la denuncia, ni los concejales hicieron mención alguna, ni hubo otras manifestaciones que el apoyo del varios colegas y de la gente que en aquel momento seguía el programa radial que salía por Radio Positiva y la web, que tenía más de un año.
Hoy, quien nos agredió y cumplió con parte de sus amenazas (tras ir y volver en puestos elegidos por el ex intendente J. P. Anghileri) se ha mostrado azorado por lo que le ocurrió al Semanario, justamente el lugar donde él nos agredió, en el pasillo de ese medio. ¿Una muestra de que claramente habrá repensado su actitud? No, sólo de que sigue impune, ya que la denuncia jamás salió de la Comisaría 1°, donde se cerró y cementó el olvido del hecho.
Esperemos que esta vez no se repitan situaciones graves y que se aclare lo acontecido con el Semanario El Vecinal y con estos procedimientos realizados desde el Municipio que están llegando a todos los medios. Sería muy importante que se baje el tono del conflicto y se inicie un camino de diálogo para tener pautas claras que establezcan las obligaciones a cumplir por los medios sin que se llegue a situaciones de cierres o clausuras.
Sería muy sano si se pudiera establecer un canal de diálogo general para que se eviten situaciones como éstas, que siempre llevan a sospechas y que ahora, con la respuesta del director del Semanario, generan más preguntas aún, que deberán ser revisadas por la justicia para echar luz en todo esto. 
