Se llama Paola Castroman y pide mayor presencia policial en el barrio a partir de un hecho delictivo que le tocó sufrir días atrás. Asegura que los delincuentes hasta se burlaron después de robarla, por la impunidad que ella aseguran que tienen.
Paola Castroman sale todas las mañanas de su casa ubicada en la calle Las Margaritas, en el barrio Maravillas del Oeste para ir a trabajar. Camina por esa arteria hasta Nemesio Alvarez, donde comienza el asfalto y por allí va hasta el puente en el Acceso Oeste para tomar el colectivo de la línea 57 que va a Palermo.
Desde hace unos días, ese trayecto lo hace muchas veces acompañada y con mucho miedo, a partir de un hecho delictivo que le tocó sufrir el martes 14 de febrero. Había salido cerca de las 04.30 horas para iniciar su jornada laboral y a dos cuadras de su casa, cuando pasó por la esquina del club de fútbol infantil Maravillas del Oeste (Las Margaritas y Los Pinos), dos adolescentes que estaban allí la vieron y uno se le acercó.
Después de forcejear con ella y amenazarla con un arma de fuego, terminó llevándose 30 pesos y las zapatillas que tenía en el bolso. Castroman explica que "si no me robaron el bolso entero fue por un vecino que pasaba por allí y me sacó de esa situación, porque cuando los vio les gritó y entonces los jóvenes salieron corriendo".
El hecho produjo miedo y el miedo se transformó en indignación y bronca al día siguiente. "Salí también a la madrugada como todos los días, y estaba el mismo chico con otra chica subidos a bicicletas. Fui acompañada por mi hermana y mi hija. Ibamos con cuchillos en las manos para que los vieran y no intentaran nada. Cuando pasamos cerca de ellos se burlaban de que el día anterior me habían robado. Es muy triste porque todos los vecinos saben quienes son. La Policía no hace nada porque son menores, pero yo sostengo una familia y no puedo pagar un remis todos los días por 8 cuadras para ir a trabajar. Esto es tierra de nadie", comenta la vecina enojada.
Por último, cuenta que el día que le robaron, ya habiendo llegado a la calle Nemesio Alvarez vio pasar un patrullero. "Quise pararlo y explicar que me habían robado y aceleró sin más", cierra.