Sociedad 24 FEB 2017
En Bahía Blanca juzgan a un rodriguense por delitos de lesa humanidad en la dictadura
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El viernes en la ciudad de Bahía Blanca, el comisario retirado de la Policía bonaerense y ex funcionario en nuestra localidad, Gustavo Abel Boccalari, comenzó a ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Gustavo Boccalari, fue comisario en nuestra ciudad y luego al retirarse de la fuerza, en el gobierno del intendente Oscar Di Landro, fue designado secretario de Seguridad municipal. Y fijó su residencia hace años en Las Malvinas. Casado y con una hija, Mussi, de 32 años, sin militancia política, esperaba en la noche del 21 de marzo de 1977 firmar al día siguiente un contrato laboral en Yacimientos Petrolíferos Fiscales, pero a las 6 de la mañana del 22 un grupo de soldados entró en su domicilio, revolvió cajones, lo llevó sin dar explicaciones y aún hoy continúa desaparecido. El viernes entró y salió en camioneta de su hija rumbo a su casa, donde goza de prisión domiciliaria.
Los jueces Luis Salas, Pablo Díaz Lacava y Marcos Aguerrido convocaron a una nueva sesión el próximo 24 de febrero a las 9 en Colón 80. En tanto, mañana a las 15 y pasado a las 9 se presentarán los últimos testigos de la Fiscalía en la causa Ejército III donde son investigados otros 34 genocidas por un centenar de casos.
En su larga defensa ante el tribunal Boccalari prometió no victimizarse, pero le duró poco. Afirmó que no fue el jefe de la Sección Cuatrerismo, sino que fue uno de los puestos que le facilitaron y del cual “abusó”, para atender la demandante salud de su esposa.
Que el subcomisario Luis Cadierno -quien por su personalidad “no aceptaba opiniones”- era el único malo entre los malos y que “quizás fui un cobarde por no decir esto no va conmigo, pero estaba con las manos atadas”.
Intentaba así desvirtuar su intervención en el secuestro de un grupo de personas detenidas en Comodoro Rivadavia y trasladadas a Bahía Blanca donde fueron torturadas y, en el caso de Julio Mussi, asesinado y desaparecido.
Sin embargo, admitió que viajó al sur con Cadierno, que voló a Bahía junto a los capturados y a una guardia militar en un avión Hércules del Ejército, que las víctimas fueron reducidas en la mitad de un vagón ferroviario que funcionaba como depósito de la sede policial donde estuvieron “atados, vendados, apilados” y que, efectivamente, fueron torturados. Pero eso sí, “cuando yo no estuve”.
Boccalari tenía por encima a Cadierno y por debajo a una decena de suboficiales a su cargo, a quienes mandaba cumplir funciones vinculadas a Cuatrerismo. “Si pasaba algo con la gente del vagón ¿Quién les daba las órdenes? No sabría explicarle”.
“Los detenidos estuvieron tres o cuatro días, algunos fueron liberados, y a otros los trasladaron a la Brigada de Investigaciones. Yo llevé a dos, no me acuerdo a quiénes. Sí que me mandaban seguido a controlar a la Brigada, que no era mi función, a ver si los presos estaban ahí. Los llevaba en los vehículos de la policía, iban como supuestos delincuentes esposados, pero no encapuchados”, dijo.
Boccalari declaró que, “en una o dos ocasiones estuve por una hora o veinte minutos y en ese momento interrogaba el inspector Cadierno, estaban atados, tengo dudas, pero diría que encapuchados. Cuando estaba ahí, el comisario interrogando, yo escribía lo que me decía”.
Agregó que a las víctimas se les leían las declaraciones en presencia de dos testigos que solían ser un ganadero y un empresario “conocidos” de Cadierno -Julián Cangelosi y Marcelo (?)-.
Sobre el final de la audiencia el imputado reconoció su firma en actas de un expediente incorporado a la prueba a pedido de la Fiscalía.