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Esta semana en el marco de una crisis general de la industria, Mastellone decidió que no continuará produciendo en una planta clasificadora de la ciudad de Rufino "a raíz de la caída en el recibo de materia prima" por las inundaciones y por la circunstancia financiera que afecta al sector, que está produciendo niveles de mínimos históricos y con baja demanda.Si la situación argentina no es la más adecuada, se le suma lo que ocurre en Brasil, que tampoco está comprando por su mal momento económico y a eso se le suman factores ambientales que han perjudicado a grandes sectores del campo, lo que llevó a bajar también la cantidad de materia prima con la cual operan las plantas de procesamiento de leche.El cóctel termina en una circunstancia penosa que llevará a Mastellone a cerrar la planta de la ciudad de Rufino, donde la tarea de esa planta era recibir leche cruda de los tambos, clasificarla por cantidad de bacterias y células somáticas y luego enviarla a otras plantas de elaboración.
En esa ciudad operaban 22 trabajadores a quienes se les ha dado la oportunidad de trasladarse a otras ciudades, una de ellas, la nuestra, aunque se desconoce qué decisión tomarán. El mal momento del sector, que tiene a la competidora Sancor al borde de la quiebra, no hace más que avivar más el fuego y el crecimiento de los temores de una crisis mayor.Toda esta cuestión ya se venía anticipando desde principios de mes, pero hay muchos supuestos aún, ya que incluso se llegó a mencionar que la estrategia de cierre de plantas podría deberse a una presión para conseguir subsidios estatales o consideraciones del Gobierno.
Por si fuera poco, la llegada progresiva de Arcor al control de Mastellone pone en una nebulosa el futuro de muchos empleados que temen despidos. El gremio Atilra ya se ha manifestado preocupado por este camino, aunque son tantos los factores que en este momento afectan la actividad, que es difícil evaluar cuáles son los más graves.Mientras, en muchos de los almacenes han dejado de recibir mercadería de La Serenísima de modo directo a raíz de las directivas de Arcor y muchos consumidores se vuelcan a segundas y terceras marcas que por precio o accesibilidad, ganan terreno. Según salió publicado en portales nacionales, la fábrica (a la cual nuestro medio dejó una consulta para saber si se comunicarán con el público local) asegura que hay "empresas que operan en la marginalidad y eso afecta el recibo de leche".El año pasado el país produjo 9.500 millones de litros de leche, "cifra menor a lo producido en 1998", indicó la empresa láctea.