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La hizo una mujer por el estado en que encontró a su madre, que vivía allí. El lugar, que funcionaba sin habilitación municipal, ya había sido inspeccionado en 2015 y acusado de maltrato a los abuelos, pero en aquella ocasión varios familiares defendieron el hogar y la atención brindada.
El diagnóstico de la Clínica Centro a la madre de Dufrechou. (1)
En los últimos días, se clausuró una casa ubicada en las calles José Hernández y Ayacucho, del barrio Villa Vengochea, donde funcionaba un hogar de ancianos, que desde hace varios años sin habilitación municipal.
La intervención de las autoridades municipales (participaron el secretario de Seguridad, Sergio Fernández; la Jueza de Faltas, Marina Cordone, y la Directora de Comercio, Stella Impiombato) fue acompañada por la presencia policial comandada por el Sub Comisario Walter Laserna, de la Comisaría Segunda por una denuncia penal radicada allí y que involucra al lugar, algo que terminó también dejando imputados a sus responsables.
Días atrás, una mujer de unos 47 años de edad, Elizabeth Dufrechou, expuso ante la Policía que había encontrado a su madre, Maia Adela Alcira (76) en muy malas condiciones de salud después de haberla internado por un mes y medio en ese lugar, llamado "Los Años Dorados". Adela Alcira padece de demencia senil y alzehimer y tras más de 25 años de tenerla a su cuidado decidió buscarle un lugar hasta conseguir personal que la asista en su casa, ya que la persona que lo hacía había renunciado.
Según lo comentado por Dufrechou, "mi madre estaba deshidratada, con escabiosis (sarna humana), quemaduras en miembros inferiores, moretones". Además, cree que le han suministrado una cantidad excesiva de sedantes para mantenerla calmada y eso ha provocado que "hoy prácticamente no sabe comer, ni beber líquidos, no se levanta ni se para sóla. Antes, aunque no caminaba, ella misma se pasaba a su silla de ruedas. Tampoco recuerda nada, ni quien soy. Ha sido tanto lo que sufrió que si la tocás te dice que no la golpees".
El diagnóstico de la Clínica Centro a la madre de Dufrechou. (2).
Dufrechou, ni bien llegó a su casa con su madre, llamó al sistema de emergencias EME 24, cuyo personal rápidamente la asistió y decidió hospitalizarla. Estuvo internada en la Clínica Centro donde fue diagnosticada y tras cinco días, dada de alta.
La denuncia de Dufrechou, clave para la inspección y clausura porque fue presentada también al Municipio, es acompañada por otra que realizó Alicia Onetto, de 44 años de edad, por Elida Onetto, su tía de 76, quién también estaba internada en el hogar de ancianos. La semana pasada, responsables del lugar le dijeron a Alicia que su tía había sido atendida por médicos de PAMI y ella la trasladó a la Clínica Centro, donde le informaron que Elida estaba muy complicada de salud por tener afectado casi todo el sistema respiratorio. Algo que se agravó y que al poco tiempo terminó provocando su fallecimiento.
El geriátrico en cuestión, de acuerdo a la inspección realizada, no cuenta con la infraestructura adecuada para atender a los 14 ancianos que allí viven. Se trata de una vivienda muy precaria. También se dijo que no habría una enfermera disponible las 24 horas y que el personal que allí trabaja no tendría capacitación para desempeñarse en la atención de adultos mayores.
Dufrechou le expuso a este medio que quiere ir hasta las ultimas instancias judiciales aunque serán muy importantes los testimonios del resto de los familiares que tienen sus abuelos allí y que fueron reubicados en el operativo de clausura, que duró varias horas y no terminó hasta que cada anciano tuviera un lugar a donde ir o fuera retirado por sus familiares. Los que no tuvieron algun pariente que los vaya a buscar terminaron yendo al hospital, algo que impulsa la necesidad de mayor apoyo del Estado para poder cumplir ante la demanda de geriátricos accesibles, regulados y en buenas condiciones. Ya sea generándolos o con legislaciones que permitan subsidios a ciertos espacios.
En un contexto así, sería difícil que proliferen esta clase de lugares que, a la corta o a la larga, terminan siendo cerrados, por mejor que sea la atención. Y los abuelos, con la incertidumbre de donde irán a vivir, más aún con familias que no pueden afrontar ni ecónomica ni personalmente su cuidado.
