Compartí en las redes
Creado en los '90, el monasterio se hizo tristemente célebre por ser el lugar donde José López escondió bolsos con millones de dólares. La curia adujo falta de miembros.
Monseñor Agustín Radrizzani, arzobispo de Mercedes-Luján, tomó la decisión de desactivar el infelizmente famoso monasterio de General Rodríguez donde cayeron los bolsos con casi nueve millones de dólares que revoleó el ex secretario de Obras Públicas, José López. La decisión, que cuenta con el aval del Vaticano, no se tomó porque la comisión eclesiástica investigadora que se creó semanas después del hecho detectó complicidad de las monjas con el intento de ocultar el dinero, sino por falta de miembros e incumplimiento de requisitos estatutarios de la comunidad. "Me pareció prudente, porque con cuatro miembros [el monasterio] no tenía entidad numérica suficiente y no creció el número de fieles desde que se constituyó", explicó Radrizzani a medios nacionales.
Técnicamente lo que hará el arzobispado es anular la asociación privada de fieles -la figura canónica (eclesiástica) que le daba existencia jurídica dentro de la Iglesia y ante el Estado nacional- correspondiente a las Monjas Orantes y Penitentes de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, lo que implica desactivar el monasterio. Sin embargo, las cuatro religiosas que viven allí, por razones humanitarias, no serán trasladadas inmediatamente a otro sitio.
Aunque parezca lo contrario, no fue por la complicidad de las monjas en el caso que se decidió desactivar el Monasterio.
Según diversas fuentes, el Municipio quiere utilizar el predio para armar un refugio para chicos en tránsito o situaciones graves. Sin embargo, la Hermana Alba se niega a dar la autorización. La misma monja de avanzada edad (95 años) que fue sobreseída en la causa de López por "no poseer cognición suficiente para comprender y poder interactuar coherentemente", decidió permanecer dentro del monasterio hasta su muerte y no utilizar sus instalaciones para fines sociales. Sin el apoyo de la Iglesia, será cuestión de tiempo hasta que finalmente se le pueda dar al monasterio el uso esperado.
El monasterio Nuestra Señora del Rosario de Fátima no llega a los 30 años. El terreno fue vendido en la década del 90 por un grupo de familias que compartía allí una casa de fin de semana, bautizada Villa Regina. El monasterio fue impulsado y aprobado por el entonces obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Di Monte, finalmente arzobispo de Mercedes – Luján, que vivió allí hasta su fallecimiento, dos meses antes del episodio del que se enteró cada rincón del país.
Fotos: Clarín. 
