El insólito hecho sucedió en Parque Irigoyen, en la vivienda de una mujer que fue alertada del robo por un vecino que se percató de la situación. El ladrón, que sacaba y se llevaba las cosas caminando, escapó.
Eran las 12.30 del mediodía y la puerta del frente estaba abierta en una vivienda de la calle Betinotti al 600, en el barrio Parque Irigoyen. De allí salía un joven, flaco, de estatura mediana, con buzo, gorra y encapuchado, que sacaba diversos objetos. Nada raro de no ser porque ese individuo no vivía en esa casa.
La dueña, Julieta, se encontraba trabajando en los consultorios cercanos a la rotonda de la Escuela N°11, a media cuadra de su domicilio: la estaban robando.
Un vecino, de unos 70 años, que vive frente al domicilio de Julieta alcanzó a ver al joven con un televisor en los brazos, dirigiéndose a la esquina. No le prestó atención. Instantes después, ya desde dentro de su casa, lo vio volver y sacar una garrafa. Ahí la situación se tornó sospechosa. Ya en la calle, lo siguió con la mirada y el sujeto, que era cercado por los perros de la dueña que le ladraban sin parar, también lo miró. Fue un segundo en el que éste se dio cuenta de que lo habían descubierto y se largó a correr, concretando su escape, aunque dejando el envase de gas en la vereda.
El hombre fue a darle aviso a la dueña de la casa que llegó enseguida y pudo corroborar el robo. Al parecer, el delincuente ingresó por la puerta del fondo, que forzó y rompió para poder abrir. Se tomó el tiempo de desenchufar todo y llevarse un televisor y una lata con una importante cantidad de monedas. "Al principio, mi vecino pensó que era un obrero, porque mi casa está en construcción", dijo la dueña de la casa. En un primer viaje, el individuo se llevó esas pertenencias. "Todavía no se sabe si vive por acá cerca o si fue hasta un cierto punto y alguien lo ayudó a llevarse las cosas", manifestó Julieta.
En un segundo viaje, retornó para llevarse la garrafa y ahí fue cuando lo descubrieron. "La tuvo que dejar porque era muy pesada. Dentro de mi casa, ya había dejado preparado arriba de la mesa lo que iba a volver a buscar: unas zapatillas, relojes, un perfume, el secador de pelo y la planchita", explicó indignada la mujer que, además de encontrar toda la casa "dada vuelta" y el marco de la puerta destrozado, tambien se percató de que uno de sus perros había sido golpeado y evidenciaba un corte.