El conjunto rodriguense sucumbió ante la jerarquía futbolística de un Millonario que se lució para superarlo 3-0 por los 32avos de Final de la Copa Argentina.
Con todas las de perder, Atlas salió a jugar ante River en Salta con la premisa de hacer un papel digno. Pero el fútbol es fútbol y la jerarquía individual y colectiva del Millonario se hizo sentir.
Hoy Atlas jugó ante una multitud de hinchas de River en Salta.
El partido transcurrió con la hegemonía de los dirigidos por Marcelo Gallardo, que pusieron el pie en el acelerador durante los primeros minutos y la velocidad del juego le permitió vulnerar a los rodriguenses, que con algunos problemas en las coberturas y sin poder anticipar los pases rivales, sufrieron dos golpes antes de la mitad de ese primer tiempo. Gonzalo Martínez recibió en el área y estampó el 1-0, mientras que Ignacio Fernández con un cabezazo certero en el punto del penal derrumbó la valla defendida por De Rosa para poner los dos goles de diferencia con la que ambos equipos se fueron al vestuario.
La cosa cambió en los primeros minutos del complemento, cuando los dirigidos por César "Rata" Rodríguez se animaron un poco más y arrimaron peligro al arco de Lux. Algunos centros que terminaron con la pelota junto al palo y un remate en el punto del penal que dió en un defensor riverplatense, fueron las chances que tuvo el Marrón de Malvinas para descontar. Por el lado de Pinola, el conjunto de la Primera D volcó sus ataques y sus posibilidades aumentaron por ese sector y en las pelotas paradas (muy buenos tiros de esquina ejecutados bien cerrados para complicar al arquero). Sin embargo, la diferencia física tambien se hizo sentir y sobre el final, Nicolás Pardo cometió un penal por una mano que cobró Ariel Penel, y el Pity Martínez lo cambió por gol para estampar el 3-0 definitivo.
Más allá de la lógica del resultado, buen papel para un Atlas que defendió con dignidad la bandera de la Primera D. Muchas categorías de distancia pero por momentos el equipo presionó y evidenció errores de un enorme rival que hoy no jugó bien. Los flashes, también, se quedaron con Wilson Severino, el histórico delantero que ingresó faltando algunos minutos para sellar su retiro del futbol. Entró llorando emocionado, abrazó a su ídolo Leo Ponzio dentro del campo de juego y participó poco y nada, en un rato que fue simbólico pero que terminará con las fotos que guardará el delantero para el resto de su vida.
Fotos: Gentileza River Plate.