El máximo goleador de la historia de Atlas jugó los últimos 5 minutos del partido ante River Plate y no pudo contener las lágrimas. Su historia y una vida dedicada al fútbol, con la pasión como el motor indispensable.
Fueron poco más de cinco minutos, pero para él fue como haber jugado todo el partido. Además, sólo ese tiempo le bastó para ser uno de los principales protagonistas de la noche en Salta, dónde Atlas perdió 3-0 con River por los 32avos de Final de la Copa Argentina. No hizo ningún gol como tuvo acostumbrado a los amantes del ascenso en esas 110 conquistas en 260 partidos (más de 11 años jugando para el club del barrio Los Naranjos), pero se llevó todos los flashes.
Apenas entró, Wilson fue a buscar a su ídolo Ponzio y se abrazó con él en el medio del campo.
Wilson Severino, el animal del área que supo darle a Atlas cientos de alegrías, anoche colgó los botines. Se había alejado del fútbol para cuidar su empleo como ferroviario y ante la chance de jugar con River, la dirigencia y el entrenador, su amigo César "Rata" Rodríguez, le dio la oportunidad de despedirse a lo grande de su pasión: el fútbol.
Criado en barrio Arenales (Córdoba capital), de padre brasileño y madre salteña, Severino la rompía en los potreros. Con una situación económica difícil en su casa, se vino a Buenos Aires para cuidar a un tío que había sufrido un accidente y su primo lo hizo entrar a trabajar en el ferrocarril. Comenzó a jugar en los potreros nuevamente y ahí Central Ballester posó sus ojos en él. "No habré jugado seis o siete partidos y al toque me vieron. En seis meses ya estaba jugando en Primera D", dijo el "Negro", que se desempeñó en el Canalla de José León Suárez entre 2003 y 2005, marcando 21 goles en 51 encuentros. Luego, la historia conocida de la huella que dejó en Atlas, dónde se hizo conocido gracias al reality "Atlas la otra pasión" que se emite por Fox Sports.
Con 37 años, cerró una carrera que nunca pudo despegarlo de las categorías más bajas. "Yo soy un jugador de potrero de Córdoba, empecé a jugar en Buenos Aires a los 22, 23 años, sin inferiores. Y me bastó para que equipos de la D me quieran. Y no pegué nunca el salto, porque no tuve apoyo económico de la familia. Siempre tuve que laburar. El ferrocarril me daba una seguridad terrible. Ir a jugar a la B Metropolitana capaz me ayudaba a dar el salto a B Nacional o Primera A...", comentó el hombre que hoy cursa su segundo año de técnico en AFA.
Anoche recordó todo eso, el sacrificio que debió hacer para trabajar en el ferrocarril y jugar al fútbol, la cantidad de veces que ha confesado llegar con la ropa de trabajo a un estadio o con la de futbolista a su empleo, el tiempo que le quitó a su familia en pos de esa pasión. Los goles, los amigos que le dio el fútbol, las experiencias vividas y la frutilla del postre, jugar ante un gigante como River. Por eso sus lagrimas, antes, durante y después del partido. Por eso ese abrazo que pareció eterno con el "Rata", su DT pero siempre su amigo, y ese que le dio a su ídolo Ponzio en el círculo central, mientras la pelota rodaba por otro sector de la cancha.
Se retiró Wilson Del Valle Severino, una leyenda en la historia del fútbol de ascenso.
https://www.youtube.com/watch?v=nyFgYSvd5qU
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