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Este 21 de septiembre es un nuevo Día de la Primavera y como tal, también conmemora la partida de una vecina adolescente que fue agredida con un cuchillo en el marco de una pelea con otra chica que conocía en pleno centro de la ciudad. Recordamos lo que fue del caso y el mensaje de su madre, Olga. Hoy, a ocho años de su partida, la situación es que la agresora, tras un juicio abreviado, hace un tiempo que salió en libertad, a raíz del cumplimiento de la mayor parte de su condena, que había sido a 11 años. Tiene 26 años y es madre.
Olga, su mamá, reclamó en algunos momentos que no se cumplieron algunas cuestiones y resguardos, pero hoy, lo que más lamenta es lo de todos los días, la ausencia de Johana. Su hermana menor, que siempre la acompañaba, sigue hoy junto a Olga y tiene justamente la edad que tenía Johana en 2009.
Más allá de extrañar, Olga insistió siempre en trabajar la temática de la violencia y llevar su historia a las escuelas. ¿A quién más que a ella escucharían los chicos? No es lo mismo que hablen de violencia especialistas o docentes, que lo haga una persona que lleva la foto de su hija, adolescente, que ya no está. Hay algo en la experiencia que se transmite.
A lo largo de los años, pocas personas han escuchado realmente a Olga en su lucha, que más allá de su pedido de justicia (que la dejó bastante disconforme), siempre estuvo ligada a un mensaje de paz para los jóvenes.
Conversando con ella, nos transmitió que nota a la juventud con casos de violencia aún, que ve que a veces algunas peleas logran ser detenidas en los lugares donde está la Policía Local, a lo cual ve como un avance "porque la otra no se metía en aquella época, dejaban que se peleen todos". Pero también ve que en los barrios, la cuestión de las adicciones y los problemas familiares hacen mucho daño y llevan peligro a los jóvenes. Una vez más nos repitió: "Me gustaría hacer algo respecto del tema, para hablar con alumnos del caso."
Hay hoy una nueva generación de chicos que no conocen ni recuerdan el caso. Sería bueno hacer memoria, que vean las placas que se han colocado en su memoria y que para siempre, entiendan que nunca puede ser la violencia un modo de resolver sus diferencias, ya que además, en cuestión de meses, la mayoría de los chicos que hoy festejan su primavera, emprenderán sus vidas y lejos estará de sus memorias un conflicto menor.
Pueda ser que en este 21 de septiembre de lluvia y frío, aquellos que no salieron, puedan reflexionarlo, evitando que vuelva a suceder. Y que salga el sol, sin violencia, sin más muerte.