Se trata de Pablo Verón, de 27 años, que en septiembre perdió su empleo en una cooperativa y no consigue una nueva oportunidad por una particular razón que en los últimos tiempos se volvió un filtro habitual en las ofertas laborales.
El tatuaje que a Pablo Verón le impide conseguir trabajo.
Desde septiembre, Pablo Verón (27) está desempleado. Trabajaba en una cooperativa de Capital Federal en el rubro de seguridad, seis meses como vigilador y luego un año y medio como encargado pero "perdimos el objetivo y quedé en la calle".
Ahora, el desafío de obtener un nuevo empleo se volvió una odisea para el hombre que denuncia discriminación de las empresas a cuyos puestos se postuló.
"Tengo tatuado hace cuatro años el nombre de mi hijo en mi antebrazo y las empresas no te toman por ese motivo. En dos entrevistas me lo mencionaron de que era un requisito principal. Para mí es discriminación, no cambia en nada tener un tatuaje. Ya me perdí entrar en 5 empresas de seguridad por ello", comenta a La Posta.
Aunque no sea indicador de la capacidad e idoneidad de un postulante para un puesto específico, es cierto que en los últimos tiempos los tatuajes se han convertido en un filtro cada vez más habitual desde las agencias laborales o las áreas de Recursos Humanos de las compañías. Sobretodo en las de Seguridad.
"Si hay desconfianza me parece genial pero para eso está el RNR (Registro Nacional de Reincidencia), osea, los antecedentes penales. Tengo toda la documentación y sin embargo nada sirve", concluye Verón, que tiene experiencia en líneas de producción, albañilería y jardinería además de su reciente paso por el rubro de seguridad.
Foto principal: Ilustrativa.Su documento tramitado en el RNR por los antecedentes penales: