Lo dicen los nuevos integrantes del cuerpo activo de Bomberos Voluntarios que se egresaron recientemente. Sus expectativas por una vocación que todos tienen desde niños.
Ya están con su uniforme azul en el cuartel de la calle Avellaneda, esperando. Hace muy poco que se incorporaron al cuerpo activo y las ganas de salir a la calle a dar una mano van en aumento. Así viven por estos días los nuevos integrantes de los Bomberos Voluntarios egresados recientemente.
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Quizás el resto de la gente no lo entiende, no es que esperamos que pase algo malo, sino que esperamos la oportunidad de salir a demostrar lo que aprendimos y ayudar", dice Federico López, uno de los nuevos miembros, en diálogo con La Posta junto a algunos de los nuevos bomberos. Y agrega: "
Esta es una pasión que se siente desde chiquito y que, cuando tenés la mayoría de edad, querés cumplir".
Si, el factor común es que el interés por salir a apagar incendios y resolver situaciones extremas nació hace muchos año para casi todos los recien egresados, pero no a todos se les dio al mismo tiempo. "
Costó muchos años de sacrificio. Empecé tres veces el curso y la tercera fue la vencida", comenta Damián, de 33 años. Julio Gauna, de 37, también relata una experiencia similar: "
Yo postergué muchos años el curso y recién ahora se me dio".De los nuevos miembros, más de la mitad son mujeres. Valeria Francone (32) asegura que "no hay diferencias en cuanto a la preparación", y Rocío Parra (20) remarca que "antes era difícil que se nos diera lugar, ahora estamos a la par de los varones". Y con ello, López reafirma: "
Incluso antes las instalaciones del cuartel no estaban preparadas para albergar mujeres, hoy ya sí".
Con las anécdotas o vivencias de grandes incendios o episodios de mucha difícultad ocurridos en las últimas décadas contadas por sus instructores, los nuevos bomberos explican que a algunos ya les ha tocado salir a la calle y a varios aún no. Además, remarcan que la sirena suena cuando la gente que está de guardia no da a basto con el inconveniente, momento en el que se convoca a los que están fuera del cuartel.
Y allí es donde el sacrificio y la voluntad se ponen en juego. Federico López, que se desempeña como técnico electrónico, asegura: "
Esto no es una profesión, es una vocación". Y cada uno debe combinar sus tiempos con sus ocupaciones como la de técnico electromecánico de Julio Gauna, la de chofer de camión como Damián, la de operaria de una cosmética como Valeria Francone, la de manejar su centro de estética como hace Rocío Parra, los estudios de Rocío Fernandez (19) o bien la labor de auxiliar de enfermería de Lucía Lemos (20).
"Cuando suena la sirena no hay cansancio, sólo ganas de ayudar", manifiesta López.
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