Lo ordenó la jueza federal María Romilda Servini de Cubría y pertenecen a Enrique Blaskley, presidente de la financiera Hope Funds, acusado por lavado de dinero y estafa por cerca de unos 400 inversores. Se trata de una de las estafas más grandes de la historia argentina.
Enrique Blaskley con la camiseta de La Dolfina, patrocinada por Hope Funds, su empresa.
La megacausa que lleva adelante el Juzgado Federal N°1 a cargo de la jueza Maria Romilda Servini de Cubría hoy es noticia en casi todos los medios nacionales. Se trata de una investigación por lavado de dinero y estafa sobre la financiera Hope Funds, cuyo presidente y socio mayoritario es el principal acusado: Enrique Blaskley.
Blaskley junto a Cambiasso y Federer, en la visita del famoso tenista a la Argentina que el empresario financió.
En noviembre pasado, Servini ordenó el embargo y decomiso de los bienes del empresario, famoso por su historia dentro del polo (patrocinó los equipos Chapa Uno y La Dolfina, antes de comprar y jugar en su propio equipo, La Indiana Polo Club, en General Rodríguez).
Justamente el campo de 10 hectáreas de dicho club, ubicado en el kilómetro 12 de la Ruta 28 de nuestro distrito, y otro adyacente de la misma superficie fueron parte de la lista de propiedades y bienes embargados, junto a autos, quince departamentos en Panamá y un yate, que componen un patrimonio de 177 millones de pesos.
Hoy, La Indiana S.A (con sede social inscripta en las oficinas de Hope Funds sobre la calle Sarmiento, en Capital Federal) registra 1,9 millones de de pesos en cheques sin fondos y ningún miembro de la familia presente en el registro de jugadores de la Asociación Argentina de Polo.
Además de haber sido el financista de la visita de Usain Bolt y del partido de exhibición que trajo al tenista Roger Federer a la Argentina para enfrentar a Juan Martín Del Potro, la imagen pública de Adolfo Cambiasso vinculada a la empresa sedujo a cientos de ahorristas que invertían allí su dinero con la promesa de recuperarlo con intereses del 12%.
Al empresario le detectaron 15 departamentos en Panamá.
La estafaEl esquema de inversiones en Hope Funds se basaba en contratos de mutuo firmados con grandes y pequeños ahorristas que entregaban su dinero con la promesa de recuperarlo con un interés del 12%.
Una denuncia por lavado de activos radicada en el Juzgado Federal N°1 de San Isidro e impulsada por la PROCELAC reveló que la empresa habría procesado dinero de grandes inversores que no podían justificar sus ingresos. De hecho, de 521 clientes sólo tres contaban con la capacidad económica suficiente para hacerlo. Con ello, llegaron 25 pedidos de quiebra y las firmas ligadas a Blaskley acumularon más de 5 millones de pesos en cheques sin fondo.
Después, el empresario, su principal socio, Federico Dolinkué, su mujer, su cuñada y más de una decena de colaboradores de la mesa chica de Hope Funds fueron denunciados por estafa a fines de 2016 por los abogados Gonzalo Romero Victorica y Ezequiel Altinier, que señalaron los contratos impagos.
Ambos representan colectivamente a 370 damnificados que reclaman un total de 35 millones de pesos. La fiscal Alejandra Mangano estimó los daminificados en noviembre pasado en más de mil. La facturación de la empresa se estimó entre 72 millones de dólares y 275 millones de pesos por año.
Los vendedores estrella de Blaskley en uno de los lujosos viajes a Hawaii pagados por Hope Funds.
La debacle vino también desde adentroLos vendedores de Hope Funds, encargados de captar a los inversionistas presuntamente defraudados, elevaron una notificación en el fuero laboral para realizar una demanda por comisiones y aportes laborales impagos. Son 14 empleados (de altos cargos jerárquicos) que componen una demanda que alcanza colectivamente un monto de 500 millones de pesos en concepto de indemnizaciones y haberes impagos según el abogado del caso, Gonzalo Espinoza Paz.
Blaskley junto a los papas Benedicto XVI y Francisco I.
Estos ex vendedores eran ex jugadores en el mercado de las aseguradoras que encontraron una segunda chance con Hope Funds. Se llevaban comisiones de hasta el 8,5% del bruto de cada contrato y estaban divididos en cuatro grupos con cuatro jefes: los líderes ganaban su propia comisión, hasta un 2% del pozo general. Blaskley era generoso con su vendedores, al menos con los que más dinero recaudaban. Los premiaba con viajes por el mundo en los que el mismo participaba.
Víctimas para algunos, victimarios para otros, muchos de los vendedores vendieron mutuos a familiares y amigos que jamás cobrarían, quizás sin saber nada de lo que ocurría. Otros, en tanto, "siguieron tocando mientras el barco se hundía sabiendo lo que hacían", comentó un ex vendedor de la empresa que no fue parte de la demanda a Infobae.
Los encuentros en la calle tras el conflicto judicialBlaskley fue buscado por muchos de sus inversionistas estafados. Una de ellas, según el artículo de Infobae,llegó a lanzarse desesperada y llorando sobre el capot del BMW del empresario.
En tanto, hubo otros encuentros donde la hostilidad partió del empresario. "Vos me cagaste", le dijo entre otros insultos a uno de sus ex vendedores en octubre pasado en el café Exedra, frente a la Avenida 9 de Julio.
Luego de ello el vendedor insultado volvió a cruzarlo en diciembre pero esa vez su ex jefe era acompañado por un guardaespaldas.