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Se trata de la Aldea Jóvenes para la Paz, un programa del organismo de Derechos Humanos, SERPAJ (Servicio Paz y Justicia). Funciona en el barrio La Hermita y nuclea a más de 120 adolescentes de entre 12 y 17 años a los que brinda formación profesional, apoyo escolar, asistencia médica y contención social. Una medida del Gobierno provincial pone en riesgo su futuro.
Una medida del Gobierno provincial ha encendido las alarmas en un centro de educación integral que funciona en General Rodríguez y en Pilar. Se trata de la Aldea Jóvenes para la Paz, un programa de la Fundación SERPAJ (Servicio Paz y Justicia - cuyo presidente es Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz) que funciona en el barrio La Hermita, sobre la calle Figueroa Alcorta entre Rusconi y Fragata Hércules, en cercanías de la Capilla de Fátima y Capilla de Lourdes. 
El establecimiento, que desarrolla su función gracias a un convenio con la DGCyE (Dirección General de Cultura y Educación) de la Provincia desde el año 1995 en el distrito, que nuclea a más de 120 adolescentes de entre 12 y 17 años en situación de vulnerabilidad social y que brinda educación integral (formación en oficios, apoyo escolar para combatir la deserción y asistencia médica), tendría en riesgo la continuidad de sus actividades tal como las lleva a cabo hasta ahora.
Según la directora de la institución, Cecilia Valerga, días atrás "un compañero nos avisó de la resolución que establece el traspaso de los centros de formación profesional de la DGCyE al Ministerio de Trabajo. Después, nos llegó una notificación formal y se supone que en un plazo de 45 días habrá novedades. Lo que sucedería es que se rescindiría el convenio que tenemos con la DGCyE y habría que ver si el Ministerio de Trabajo dispone firmar un nuevo convenio para poder continuar nuestra actividad". Y agrega: "Nuestra función propone una educación integral y es posible que desde Trabajo busquen modificar la metodología de nuestro proyecto centrándose más en la formación laboral orientada en las necesidades de las empresas y no tanto en los oficios. Nosotros buscamos darles a los chicos herramientas de todo tipo, incluso para ser cuentapropistas. Muchos de los casos son quinta generación de padres desempleados y tratamos de que desarrollen ideas y conozcan el mundo del trabajo. Los caracteriza la ansiedad de querer aprender o terminar cosas con el menor esfuerzo posible y también el hecho de que, por ejemplo, no visualizan un futuro a largo plazo, sino que buscan lo que en la inmediatez les resuelva sus principales problemáticas de vida".
Cecilia también remarca la importancia de la contención social. "Son chicos que crecen en barrios con mucha marginalidad y ambientes difíciles. Muchos de ellos, fuera de acá, tienen un rol adulto porque tienen que cuidar a hermanitos chiquitos, llevar el dinero a sus casas, salir a trabajar con sus padres o incluso en algunos casos hasta delinquir. Acá disfrutan porque pueden sentirse chicos y cuidados, y que la responsabilidad la tengamos nosotros", cuenta. Y agrega: "La gran mayoría de los que deja de venir lo hace por casos que exceden a ellos, temas de delitos y de justicia, o por tener que trabajar en el horario de los cursos o bien por la violencia. Algunos dejan porque ven situaciones de violencia y les da miedo seguir viniendo. Hemos tenido enfrentamientos entre chicos por ser de distintos barrios. Son jóvenes que sufren la violencia incluso desde el lugar donde viven: hacinados en casas muy pequeñas, o en calles donde la basura se acumula. La imagen ya es violenta y hemos tenido situaciones muy tensas, que tratamos de erradicar y desnaturalizar".
En la Aldea Jóvenes para la Paz trabajan entre las dos sedes unos 38 docentes. Los chicos que asisten tienen cursos de carpintería, conservación de alimentos, electricidad, instalaciones sanitarias, marroquinería, panadería y serigrafía. También hay talleres agropecuarios donde pueden aprender apicultura, avicultura, cunicultura, huerta orgánica, tambo y quesería y granja. Por otra parte, se brinda apoyo escolar en matemáticas, lectoescritura, computación y Educación Física. "Además de nuestra labor, articulamos el trabajo con la Escuela Secundaria N°8 donde funciona un Centro de Educación Secundario para Adolescentes y Jóvenes que permite cursar los primeros tres años del Nivel Secundario en dos años para luego reinsertarse a la escuela y terminar los tres restantes. Y una vez por semana, los atiende un médico del Hospital Sommer para monitorear su salud", cuenta Valerga a La Posta. Y agrega: "Los chicos entran a las 13.30 y salen a las 17.30 luego de la merienda. Cuentan con un micro escolar que que hace un recorrido fijo desde Pablo Marín, Altos del Oeste, pasa por Villa Vengochea, hasta Marabó y vuelve. Deja a los chicos en la Escuela Primaria N°5 y llegan hasta la Aldea".
El comunicado de SERPAJ:
No al traspaso de los Centros de Formación Profesional al Ministerio de trabajoEl Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) organismo de DDHH, cuyo presidente es el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, se opone al traspaso de los Centros de Formación Profesional (CFP) que dependen de la Dirección de Cultura y Educación (DGCyE) al Ministerio de trabajo.
El SERPAJ a través de su programa Aldea Jóvenes para la Paz, con sedes en General Rodríguez y Pilar lleva conveniado con la DGCyE desde el año 1995 y 2003 respectivamente, una alternativa complementaria a la educación obligatoria destinada a adolescentes entre 12 y 17 años de ambos sexos, en situación de vulnerabilidad social a través de la cual, en un esfuerzo mancomunado, se crea un compromiso para trabajar con adolescentes en la formación en oficios en el marco de la Educación para la Paz y la Noviolencia Activa. El SERPAJ sostiene que un programa educativo como el que lleva adelante no solo debe enfocarse desde la perspectiva laboral sino que debe permanecer dentro del sistema educativo ya que apunta a la educación integral de las personas promoviendo el pleno ejercicio de sus derechos. Este proyecto pedagógico está enfocado hacia adolescentes y jóvenes privados del goce de los DDHH y tiene como finalidad abordar interdisciplinariamente la promoción, prevención, defensa y recuperación de estos derechos a partir de una tarea educativa que comprende una diversidad de talleres de capacitación cuyo eje central es la concepción del adolescente – joven como sujeto de derecho universal. El traspaso o rescisión del convenio con la DGCyE implicaría la desaparición de este proyecto. Por esto solicita a las autoridades correspondientes que se considere en forma particular todas las propuestas conveniadas en el ámbito de la provincia de Buenos Aires que apuntan a la formación de los adolescentes y generan alternativas de vida desde la Noviolencia. Lamentamos la falta de dialogo de las autoridades provinciales y de Educaciòn. Y les decimos que no se olviden que detrás de los números que el gobierno tiene como prioridad, hay rostros de jóvenes, niños, adultos y ancianos que reclaman sus derechos a una vida digna. No es posible que implanten políticas que llevan a un grave retroceso al pueblo, en especial a los sectores mas pobres y vulnerables de la sociedad.
