El peligroso episodio tuvo lugar a la altura del kilómetro 53 el pasado domingo 4 de noviembre en horas de la tarde. De milagro no terminó en tragedia.
La moto robada: una Honda Tornado 250 cc. patente A085AQX.
El hecho ocurrió alrededor de las 17.30 horas, cuando Federico Ochoa (37) circulaba sentido a Luján junto a su hijo menor (16 años) en su moto Honda Tornado 250 cc. patente A085AQX. Metros más adelante viajaba su hermano Gastón Ochoa (39) en otra moto.
Federico fue sorprendido por cuatro motochorros en dos motos Honda Tornado iguales, una negra y una roja. Todos los delincuentes llevaban capucha, y los acompañantes se bajaron apuntándolo con pistolas calibre 9 milímetros. Le dieron dos culatazos pese a que no se había resistido, para robarle el rodado, el teléfono celular y una mochila que contenía dinero en efectivo.
Gastón forcejeó con el otro delincuente poco antes de que éste se sumara al que había abordado a su hermano y se fueran en el vehículo robado efectuando disparos hacia Federico y él, que afortunadamente no produjeron heridos (habría personas en el césped a los costados de la Autopista).
Comenzó a perseguirlos para recuperar la moto de su hermano y pasaron por el peaje cercano a toda velocidad. Los motochorros bajaron en la bajada de San Fernando, giraron a la izquierda y cambiaron el rumbo y se dirigieron sentido a Moreno. "Allí había dos gendarmes a quienes mi hermano les hizo señas de que los que iban adelante habían robado la moto y no hicieron nada. En el peaje había un policía que tampoco respondió", comentó Anabella (pareja de Federico). Gastón consiguió alcanzarlos al llegar a la Ruta 24, donde volvieron a dispararle sin éxito y lograron escapar.
Tras el llamado al 911 con un celular prestado, Federico se acercó por la noche a la Comisaría Primera a hacer la denuncia correspondiente y luego, al día siguiente, a la UFI N°10. "Nosotros somos de San Miguel, no conocemos mucho la zona. En la fiscalía nos dijeron que los delincuentes podrían ser de la localidad de Cuartel V. Mi marido tiene el control de la alarma de la moto y nos sugirieron que nos acerquemos a ese barrio y si la alarma se disparaba, llamáramos a la Policía. A nosotros nos da miedo tener que hacer eso en un lugar que no conocemos", explicó Anabella.