El episodio ocurrió el último miércoles alrededor de las 20:00 horas. Todo quedó registrado en las cámaras de seguridad.
Durante la tarde-noche del miércoles 20 de marzo, la reconocida distribuidora de fiambres y lácteos El Trébol, sita en Av. Juan Domingo Perón 135, sufrió un asalto a mano armada por parte de dos delincuentes. El mismo duró apenas unos minutos y quedó filmado por las cámaras de seguridad del negocio.
Las víctimas del robo, quienes afortunadamente no sufrieron ningún tipo de violencia física, fueron Carolina Rozas (40 años), dueña de la distribuidora, Dora Esther Díaz (82), abuela de su esposo (Cristian Lemos, 39), y María Jimena Camarano (39), empleada del sector fiambrería.
En diálogo con Cristian, esposo de Carolina y nieto de Dora, quien acompañó a sus familiares tras el episodio, relató a La Posta cómo fue el desarrollo mismo. "Cerca de las 19:00 horas ingresaron dos muchachos (con rostro descubierto) preguntando precios porque querían abrir un comercio. Estuvieron mirando y preguntando. En el local había tres clientes", deslizó.
Al salir estos clientes del local, uno de los sujetos se acercó a la caja, mostró el arma a Carolina y a Dora y les dijo que le de la plata, que se metan y se encierren adentro de un pequeño cuarto (tipo oficina). Acto seguido, se acercó el otro sujeto y se llevaron el celular y el dinero de la caja, tal como se ve en el video.
https://www.youtube.com/watch?v=C6Dimf6Aytw
Mientras estaba encerrada en el cuarto, la dueña del negocio habría escuchado un pequeño diálogo entre los malvivientes en el cual se mostraban apurados para cometer el delito: "Dale, agarrá la plata. Apurate", le decía uno al otro.
Cuando no escuchó más sus voces, abrió la puerta y salió del cuarto. Allí pudo constatar la fuga de los delincuentes, el robo de una importante suma de dinero en efectivo y de su celular, como también el estado de salud de su empleada María Jimena.
"Se llamó al 911 en dos oportunidades y no se presentó ningún móvil", manifestó Cristian, y continuó: "Tampoco se ve presencia policial en la calle", sostuvo.
El momento vivido fue dramático y pese a ello, "el local hoy abrió. No se puede cerrar porque hay que pagar la luz, alquiler, proveedores, municipalidad, etcétera", explicó Lemos con impotencia e indignación. "Es un local que funciona en horario corrido, de 8:00 a 20:30 horas, con todos los sistemas de seguridad: cámaras, alarma y seguro, pero nada para esta impunidad", concluyó.
Estos son los delincuentes:
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Los delincuentes, a cara descubierta, mientras esperaban comenzar el robo.