El jueves 6 de junio se había llevado a cabo el juicio en Mercedes por el crimen de Griselda González, que había aparecido muerta en una casa de Francisco Alvarez. El martes 18 de junio se conoció la sentencia al acusado, el mexicano Waldo Mares Parra (36).
Luego del juicio desarrollado el pasado jueves 6 de junio en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°2 de Mercedes, el mexicano Waldo Mares Parra (36) fue condenado por el crimen de Griselda González, que en febrero de 2016 fue asesinada con 39 años en una casa de la localidad morenense de Francisco Alvarez.
Desde la Defensa del acusado, se había pedido la absolución de Mares Parra o cambiar la calificación de “Homicidio Agravado” a “Homicidio Simple” , con una pena de 8 años. Sin embargo, la abogada Ana Mottino (defensora de la familia de González y representante del partido Miles y del CAJI -Centro de Acceso a la Justicia Integral-), la fiscalía y el Ministerio Público habían buscado la prisión perpetua, que en nuestro país son 50 años, 35 de ellos efectivos.
Finalmente, se conoció la sentencia y serán 20 años de prisión los que tendrá que cumplir el mexicano, que ya se encuentra cumpliendo esa condena en el Penal de Mercedes. Se terminó cambiando la calificación de la carátula de "Homicidio Agravado" a "Homicidio Simple", algo que desde el entorno familiar buscaban que no sucediera.Mottino explicó a La Posta, que "con buena conducta, Mares Parra podrá gozar, luego de los primeros diez años de prisión, el beneficio de las salidas transitorias. Y a partir de los 15 años, la libertad condicional".El caso:
El crimen de la docente fue cometido el 13 de febrero de 2016 en una casa que ella había rentado en Moreno para convivir con el imputado, al que había conocido virtualmente -él vivía en Guayaquil- hacía unos cuatro meses por intermedio de la red social Facebook. La mujer estaba separada de hecho de su esposo, con el que tenía una hija de 18 años y un hijo de 15 que vivían en el barrio Almirante Brown de General Rodríguez.
En esas circunstancias, González se quedó a dormir un miércoles en la casa de General Rodríguez y al otro día fue a la otra vivienda con Mares Parra, a quien le había alquilado un departamento para que se quedara allí. Sin embargo, una vecina declaró a los investigadores que esa noche escuchó una discusión y gritos hasta que vio salir al sospechoso, quien cerró la puerta con un candado. La hija de la mujer le envió varios mensajes a su madre y como no le respondió se dirigió al lugar con su padre, donde la encontraron fallecida sin signos de violencia. Por eso se caratuló la causa como “Averiguación de causales de muerte” aunque después pasó a la figura de “homicidio” por hallarse en la autopsia signos de estrangulamiento.
Según se supo, la hija de 18 años de Griselda sí sabía de la relación con el mexicano (de hecho acompañó a su madre a recibirlo en el país) y así otros allegados a la docente, pero no así su ex pareja, Lorenzo Enciso (padre del hijo de 15 y que prácticamente “crió” a la hija de 18). Sin embargo, Mares Parra en una de sus coartadas quiso explicar lo sucedido diciendo que Enciso había contratado a un sicario para matarla y que todo sucedió mientras él había ido “a un ciber a comunicarse con su ex mujer en Ecuador, con quien tenía un hijo pequeño”. Según su declaración se había percatado de la situación, luego de recostarse en la cama y dormir un rato, cuando fue al baño y la halló tendida en el suelo. Sin embargo, por las dimensiones del departamento (monoambiente), se cree que es imposible que no se hubiese percatado ni bien llegó dado que un brazo de la mujer sobresalía de la puerta del baño.
Mares Parra también intentó argumentar que no tenía relación amorosa con González, aunque los mensajes fueron elementos probatorios de lo contrario. Además, dijo que llegó a Ecuador caminando. Se trata de una distancia de unos 4185 kilómetros aproximadamente y que hizo en 11 días, algo virtualmente imposible.
Para lograr la extradición de Mares Parra, Ecuador y Argentina debieron firmar un acuerdo en el que nuestro país no podía condenarlo a pena de muerte o prisión perpetua. En Ecuador no existe la figura del “femicidio” y desde el Estado Argentino cumplieron con el acuerdo para traer al mexicano a ser enjuiciado.