Se trata de "Aprendemos jugando", que funcionaba en las calles Tucumán y Buenos Aires impulsado por el pastor de una iglesia y otras personas. Denuncian que compraron el terreno y, luego de mejoras que le realizaron, les fue usurpado y puesto en venta nuevamente.
Quien radicó la denuncia es Pedro Alberto Portillo (51), quien es pastor de la Iglesia Camino de Vida y uno de los fundadores del merendero junto a Silvia Haydeé Rodríguez. Lo hizo primero en Comisaría y luego en la Fiscalía.
Según su declaración ante las autoridades, el merendero estaba emplazado sobre la mitad de un terreno que pertenece a la novia de su sobrino y donde vive la pareja. A ellos les compró el lugar, según él, por un valor de $150.000 que arregló pagar en cuotas.
Cómo había una relación familiar y de confianza, no le solicitó los papeles originales del lote. A partir de la compra, realizó la bajada de energía eléctrica, colocación de medidor (y con el consecuente pago de boletas de Edenor), levantó un contrapiso, construyó un baño e instaló una carpa con mesas y sillas de plástico. Con todo ello comenzo a funcionar el merendero los miércoles y sábados por la tarde.
El 31 de octubre, al llegar al lugar, encontró móviles policiales y se encontraba la novia de su sobrino diciéndole a los policías que Portillo se había instalado hace dos meses y no se iba. El les explicó que había comprado esa parte del lote, le mostró los recibos firmados por la joven pero los efectivos les comentaron que debían resolverlo en la Fiscalía.
Al día de hoy, aún no se ha resuelto el conflicto. "Hemos presentado testigos a la Fiscalía para avanzar en todo esto", cerró Pedro, quien además manifestó la preocupación por volver a retomar las actividades del merendero y por todas las personas que aportaron recursos económicos para acondicionar el lugar a los fines de las actividades que allí realizaban.