La gran mayoría de la sociedad parece rechazar la instalación de un penal en el distrito y eso tiene razones lógicas, más allá de lo que algún funcionario pretenda descartar por el hecho de que la localización pudiera ser más o menos lejana de la planta urbana. Pero sí, debería tomarse en cuenta de otro modo la situación de una alcaidía.
En la gestión pasada se iba a construir (incluso se publicó en un boletín oficial en el presupuesto provincial) junto al Hospital Vicente López y Planes, en un plan que venía desde gestiones iniciadas por Juan pablo Anghileri.
El tema de la Comisaría y su hacinamiento no es nuevo. Lo hemos publicado hace más de 6 años. Incluso fue parte de notas en 2018 más de una vez, también con el tema de la necesidad, no de una cárcel, pero sí de una alcaidía. Nota 1 - Nota 2
Demás está decir que esto no se concretó y realmente ahora no hay espacio para detenidos. Una alcaidía sirve justamente como el espacio para los detenidos sin condena, esos que recién son capturados y para resguardo de una situación, deben quedarse aislados de la sociedad hasta que la justicia defina su situación. Mejor separados, con resguardo de sus derechos y de posibles agresiones, probablemente, además evitando que hábiles abogados encuentren razones para pedir excarcelaciones que quizás no tendrían mérito de suceder si no hubiera necesidad de "liberar cupos".
En los planes actuales, es cierto que se analiza realizar cárceles para 700 presos y alcaidías para 300 aprehendidos. Una cosa no es lo mismo que la otra. Seguramente, la ciudad ya tenga una cantidad de delitos como para necesitar albergar a 300 personas por distintas causas, ya que hoy las dependencias locales albergan casi 100 cuando están colapsadas.
Lo que con lógica teme la ciudadanía es que si se hace una cárcel mucho más grande, vengan detenidos de todas partes, de los condenados, de esos que pasan años allí, por ende, esto tenga una influencia mayor en toda la zona con las visitas y con la peligrosidad de ese tipo de reos.
Quizás, la idea de colocar una alcaidía y de tratar de que se asegure la chance de trabajar con población local, sería una buena salida, pero como de costumbre, de lo que se dice a lo que se aplica, siempre hay distancias enormes y eso conspira con una sociedad que tiene problemas urgentes y una enorme desconfianza de lo que le plantean las líneas dirigentes, además de mucha ignorancia de lo que sucede "tras bambalinas" en las decisiones del mundo judicial, penal y carcelario, porque como pasa seguido en este país, muchos en el poder prefieren pensar que "ojos que no ven, corazón que no siente".
Foto principal: ilustrativa.