Ya sea en la medicina pública o la privada, en la ciudad de Gral. Rodríguez (y más en pandemia) la gente queda sin atención o debe "competir" por su salud, peleando por conseguir un turno o esperándolo mucho más de lo debido. Para los "pos covid", es peor.
Todos sabemos que el Coronavirus mata, pero al que no lo mata, también puede afectarlo mucho. En especial a los pacientes de riesgo por otras comorbilidades. Y pese a que esto es muy conocido, la ciudad hoy no tiene una red suficiente de contención sanitaria para los enfermos que se recuperaron y buscan atención profesional.
Vecinos de todos los barrios tienen alguien en la familia o conocido que ha padecido alguna variante grave del virus y si bien han salido con vida, no ha sido sin costos o secuelas. La vida de un paciente recuperado de covid tiene muchas consultas médicas y una larga recuperación que además, no desconoce de mayores y nuevos riesgos, ya que se lo puede volver a contraer y en su repetición, tiene variantes con peor resultado.
Hasta aquí, casi lo inevitable. Sin embargo, son muchos los rodriguenses que padecen de la falta de atención posterior por otras razones. La falta de coberturas de las obras sociales, los costos extras y trámites engorrosos que ellos disponen para lograr la cobertura mínima y por si fuera poco, el peregrinar que se hace también hasta por los consultorios externos buscando especialistas.
En la ciudad hay muy pocos especialistas en algunas cuestiones y la gente, que recibe turnos a dos meses (con suerte) para atención hospitalaria pública, tampoco consigue turnos en espacios privados.
Los periplos que hay que pasar para obtener un turno de neumonología, cardiología o dar con un infectólogo o un diabetólogo explican también la enorme cantidad de muertes evitables en estas materias y una importante razón para la elección se mucha gente de directamente no atenderse.
Dado que varios especialistas tienen tiempos reducidos y faltan médicos en esas áreas, el paciente o su familia se tiene que acumular en las puertas del consultorio donde suponga una esperanza y hacer las típicas colas tempraneras para enterarse que sólo se dan un número limitado de cupos. Como si se tratara de una promoción o un sorteo.
Los vecinos se retiran ofuscados con la única respuesta: "venga la semana que viene (o el mes que viene) y hágalo más temprano". Como cuando hay que ir a renovar el DNI a uno de esas amansadoras disfrazadas de operativos documentarios, que sólo sirven para probar la ineficiencia de un sistema público vergonzante.
Como en la película "Los Juegos del Hambre", donde los protagonistas deben competir a muerte por su supervivencia y la de su gente, el juego siniestro arranca cada lunes por la mañana. Algunos se van con "suerte" y otros siguen peregrinando. Y así avanzan sus condiciones.
La cuestión es que no hay ventanilla para quejarse de que existan pocos especialistas de una rama. Puede ser cualquiera, pero las relativas al CoVid relatan cierta urgencia y la gente padece el problema y profundiza las chances de resultados graves por la desatención.
Si bien el foco de esta nota es el que cuentan cientos de afectados por CoVid, la realidad es que la falta de especialistas y espacios para atención médica alcanza a muchos problemas más. Y se ha vuelto un triste peregrinar en búsqueda de un turno piadoso que pueda salvar la vida una vez más a los sobrevivientes de un infierno que es un peor averno, cuando se cree que se ha logrado escapar.
Párrafo aparte para las prepagas y aún peores: las obras sociales sindicales. Dios y todos los santos bendigan a aquel que teniendo algún nivel de cobertura por monotributo y quiera recibir alguna atención. Directamente en los consultorios le dicen que si es "con cobertura gremial" hay turnos a dos meses. Sin embargo, al mencionar si hay atención con consulta particular, el turno puede hasta ser para la misma semana. Los médicos justifican esta decisión en "la miseria que pagan las obras sociales por cada consulta" y a su vez, estas obras sociales dan mil vueltas para aquellos que no les queda otra opción.
Pueda que esta descripción sirva para que la gente que hace planes de los sistemas y las instituciones públicas y privadas salga de la anomia que las rodea, de ese mar de papeles de la pasmosa "burrocracia" y de la atención Gasallezca que aplasta las almas de los pobres pacientes bajo la misma presión que la de los aposentos de los que intervienen en el sistema.