En los últimos tiempos han avanzado las problemáticas relativas al consumo problemático y las adicciones. El mundo de los excesos puede ser de cualquier índole, no sólo las drogas o el alcohol. Las conductas adictivas se pueden tratar de manera ambulatoria o con internación en una comunidad local, donde incluso hay tratamientos para familiares afectados por el flagelo. Aquí repasamos algunas señales que comunicaron desde la comunidad "Camino de Guerrero".
ADICCIONES: ALGUNAS SEÑALES DE ALERTA
• Ausencias y desgano: suelen darse respecto de actividades de las que antes disfrutaba la persona, como reuniones, salidas con amigos o eventos familiares. También es muy frecuente la ruptura de vínculos o que aparezcan nuevas "amistades".
• Inestabilidad emocional: irritabilidad, ira, tristeza, desconcentración, insomnio y cambio de hábitos en el sueño, ansiedad, abulia. También se da un abandono del propio cuerpo y aspecto. Muchas veces dejan de ir al médico, al odontólogo, de hacer actividad física. Estado de alerta permanente.
• Problemas en el trabajo o el ámbito escolar: conflictos, bajas en el rendimiento. Puede darse un abandono de los estudios.
• Relatos que se contradicen: los engaños comienzan a hacerse más visibles. Mentiras, ausencias injustificadas del hogar, cambio en su rutina, conductas extrañas, aislamiento.
Vivir con un adicto, sufrir y pedir ayuda
Cuando una persona consume, sufre ella, su familia y entorno. Por ello, en el momento que el adicto decide cambiar e iniciar el proceso de recuperación, la familia y el entorno van a convertirse en factores claves. El consumo provoca muchos problemas a nivel familiar, social y laboral. Las relaciones de familia se ven completamente distorsionadas y alteradas y no sólo sufre el adicto, sino todo su entorno. Es por ello que las personas o familiares del entorno más cercano del adicto también van a necesitar ayuda profesional. A medida que avanza el problema se ven afectados emocionalmente, situación que les lleva a buscar ayuda para superar sus propios problemas.
La familia no es responsable de que la persona consuma, pero muchas veces, sin quererlo y para evitar discusiones u otras situaciones violentas, terminan siendo facilitadores. Por eso es recomendable buscar ayuda para sí mismos y para tener estrategias de cómo enfrentar dicha problemática (ver ejemplo).
El adicto se vuelve manipulador; quienes más sufren son los cónyuges, hijos y padres. El amor no es encubrir, sino lograr que la persona se haga cargo de sus problemas y errores.
DÓNDE PEDIR AYUDA
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