En la tarde de este viernes 12 de noviembre fue hallado muerto el policía rodriguense Facundo Jara, quien se encontraba desaparecido desde la tarde del miércoles. Se habría quitado la vida.
Según los primeros datos obtenidos, efectivos de la Comisaría 1° que realizaban un rastrillaje para dar con su paradero, terminaron encontrando su cuerpo en un campo a 150 metros de la Colectorta Norte del Acceso Oeste, a la altura del kilómetro 54, y a unos 500 de la estación de servicio YPF del lugar.
Presentaba un disparo de arma de fuego en su cabeza. En el lugar se halló un revólver. Se esperaba el trabajo pericial de la Policía Científica.
En la estación de servicio estaba su camioneta, abandonada. Su familia había revelado anoche a La Posta que él había avisado que iba a dejar su vehículo allí luego de una discusión con su pareja el miércoles por la tarde, cuando había comenzado a despedirse de ella y de sus padres y hermanos. Comentaron también que estaba de licencia con carpeta psiquiátrica en el Comando de Patrullas de Moreno, donde desempañaba su labor policial con el rango de sargento, debido a un momento difícil de depresión y angustia que estaba atravesando una separación.
Ese miércoles en que discutió con su esposa, había mentido diciendo que se iba a trabajar dado que le habían dado "tareas leves" y se fue en su camioneta hasta la mencionada estación de servicio donde, a través de mensajes, avisó que la dejaría abandonada.
Temiendo lo peor, su madre realizó la denuncia policial y se comenzó su búsqueda que culminó confirmando todos los miedos: Facundo yacía muerto en un campo.
Tenía cuatro hijos: una nena de 13, dos nenes de 9 y 5, y un bebé de 1 año. Consultas realizadas a la fuerza dieron como respuesta unánime "era un buen chico y buen policía", cuestión que refrendaron también desde las autoridades que respondieron al respecto.
Una tragedia con una larga lista de antecedentes en la Policía Bonaerense
El caso de Facundo Jara se suma al de otros tantos agentes de la fuerza que toman esta drástica decisión que preocupa a la institución. Investigaciones periodísticas cimentadas por datos oficiales arrojaron que en los últimos cinco años hubo un promedio anual de 30 de efectivos de la Policía Bonaerense que se han quitado la vida. Cifra que, según la Dirección de Estadística e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación, está por encima de la población civil, mostrando que algo evidentemente pasa y no tiene resortes suficientes, siendo mucho más atendible y urgente dada la tendencia existente y su influencia en cientos de muertes y femicidios.
El factor común que tienen casi todos los casos es que se utiliza el arma reglamentaria y en ocasiones en que están de franco de servicio. "Mientras sigamos tratándonos como meros números, como jerarquías, sin humanizarnos en la tarea, van a seguir apareciendo los Martín pegándose un tiro en la boca", dijo un agente al portal Border Periodismo, que abordó una nota sobre el tema.
"Cuando un compañero se suicida o si lo matan delante tuyo, vos tenés que seguir como si nada, no hay ni un día para procesar eso", resumió otro sobre el escaso margen para lo emocional de una labor regida por las conocidas extensas jornadas laborales, bajos salarios. Y concluyó, al mismo medio: "Vivís mal dormido y comido, sometido por la institución y por la sociedad. No sos una persona. Sos un pedazo de carne".