En la mañana de ayer, el monumento apareció vandalizado y sin la figura del santo, que estaba ubicado a unos cuarenta metros del edificio del Concejo Deliberante y de la Municipalidad. Pese a estar detrás de un blindex y tan céntrico, nadie habría advertido la situación.
De acuerdo a lo que pudo observarse, el blindex que protegía la estatuilla parece haber sido golpeado fuertemente en un punto específico y quedó astillado. El marco fue arrancado de cuajo hasta los tarugos. La figura del santo fue sustraida completamente. Al momento no trascendió que el Municipio tenga imágenes que registren el hecho, pero la Comisaría 1° asentó la denuncia de oficio.
Se trata de un objeto que había sido bendecido por el Papa Francisco en la visita que le hizo el ex Intendente, Juan Pablo Anghileri, cuando fue a Roma a fines de 2013. Cuando el ahora concejal volvió del viaje inauguró la estructura que albergaba la imagen rodeada de concreto y un blindex de cada lado, para que justamente todos pudieran observarla y nadie pudiera retirarla del lugar.
Ya en los últimos años, el monumento venía sufriendo diversos episodios de vandalismo y se encontraba con escritos y pintadas. Incluso en 2016 se había generado una polémica en torno a los daños producidos en dicho espacio por grupos vandálicos. Ese ámbito suele ser ocupado por grupos de jóvenes y algunos de ellos no eran respetuosos del lugar. Ocurrió un episodio que fue parte de nuestras crónicas, donde varios de ellos habían discutido con la Policía. El ex Intendente Darío Kubar se había expresado también sobre los hechos que sucecdían en esa época.
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No es el único espacio con este tipo de prácticas. En la Plaza Central hay al menos cinco árboles añosos que se encuentran con pintadas y el monumento al General Martín Rodríguez debió ser enrejado años atrás por la cantidad de ocasiones en que era dañado. Hoy, su postura, con los brazos cruzados, pareciera más el resultado expresivo de lo que ve alrededor de su figura en el pueblo que lleva su nombre.
Por si esto no es suficiente, también hay escritos y dibujos en la placa de la joven Johana Reyes, una de las historias más tristes que ha vivido la ciudad y que está ahí para además luchar contra el olvido de las administraciones que poco y nada han hecho por darle lugar a la prevención de la violencia juvenil. Lo más reciente son las pintadas que quedaron en el piso de la plaza cuando se realizó una manifestación a favor de la IVE.
Todo esto marca una problemática cultural que, como sociedad, merece una discusión seria y profunda y que a menudo queda como rehén en medio del debate sobre la postura (si más punitiva o concientizadora) que debe tomar el Estado, pero muy poco pasa por la reflexión de los vecinos para entender el poco aprecio por mucho de lo que se tiene y de los espacios de significación comunes.
Como ya habíamos publicado hace casi una década, con las bolsas de basura que solían colgar vecinos sobre las letras del monumento a Manuel Belgrano en la calle homónima, en General Rodríguez parece que el pasado, la naturaleza y los espacios públicos no son para enorgullecerse, sino para mostrar una decadencia que va mucho más allá de lo que, como sociedad, parece que quisiéramos admitir.