Cuál es el próximo desafío en la recuperación del joven brutalmente golpeado en Bicentenario
Franco Benavídez (20) está internado en el Sanatorio Finocchietto de la Ciudad de Buenos Aires tras un ataque en patota sufrido en la madrugada del lunes 20 de diciembre en barrio Bicentenario. "En semanas, pasó de estar casi muerto a tener grandes avances", dijo su mamá, Patricia.
El joven, vecino de San Bernardo, estuvo más de cinco días en estado crítico a raíz de un contundente golpe en la cabeza que le produjo un traumatismo craneal linfático, además de múltiples lesiones que le ocasionaron las trompadas y patadas de un grupo de 15 jóvenes que estaban caminando por la zona.
Con el correr de los días y la atención recibida en el centro asistencial, Franco está presentando importantes mejoras. "Está fuera de peligro, por el momento le darían el alta en los próximos días. Empezó el martes con la kinesiología. Pudo mover su parte izquierda. Nos dijeron que va a necesitar una prótesis en la cabeza, que está arriba de los $2 millones", comentó Patricia.
Y agregó: "Más adelante se va a programar una operación para poner su prótesis. Lo tienen que ver con el neurocirujano y el equipo médico. Por lo pronto ya conseguí hoy un casco que va por encima de su cabeza para protegerlo de cualquier posible golpe".
Luego explicó que "ha perdido masa muscular por estar en cama tantos días, su lado izquierdo por suerte empezó a mover todo. Le cuesta a veces cuando se le acalambran las manos y los brazos. Los médicos están sorprendidos porque es increíble como pasó de estar casi muerto a tener grandes avances en sólo dos semanas. Una fuerza impresionante".
Por último, agradeció "las cadenas de oración a las que se unió la gente. Fue un milagro de Dios que lo puso en mano de esos médicos. Es un largo camino, pero hay que seguir, no queda otra".
Cómo fue la salvaje agresión que sufrió el joven en barrio Bicentenario
Franco iba junto a tres amigos hacia la casa de uno de ellos (Gonzalo) en el Bicentenario para desayunar, luego de una despedida de año en la calle Trueba. Lo hacían a bordo de una camioneta manejada por quien vive ahí. A la altura de la escuela del barrio, se encontraban unas 15 personas caminando sobre la calle, impidiendo así la circulación del vehículo.
El conductor, Gonzalo, tocó la bocina para pasar. Acto seguido: se corrieron todos menos uno, que habría acusado que la camioneta le había pisado el pie y, lanzando varias trompadas contra la misma, lo invitó a pelear. Gonzalo reaccionó y se bajó del vehículo, que sería propiedad de un pariente y se inició una pelea, a la cual se sumaron los otros sujetos que estaban a pie junto al agresor dejando a Gonzalo en el suelo, sin posibilidad de protegerse.
Franco bajó de la camioneta para defender a su amigo pero rápidamente lo redujeron con un objeto contundente en la cabeza, que, según testigos, podría haber sido una botella. Ese impacto produjo la caída “brutal” de Franco al suelo, quien repentinamente quedó inconsciente. A su vez, comenzó a recibir trompadas y patadas. “Ambos estaban en el suelo y Gonzalo le dijo que estaba haciendo un ruido raro”, señaló uno de los testigos.
Cuando el joven de San Bernardo logró reaccionar, “se subieron a la camioneta como pudieron y se fueron” directamente a la casa de Gonzalo, donde lo bañaron y lo acostaron. Habrían tenido intenciones de llevarlo a un centro hospitalario a atenderse, pero el joven no habría querido. Horas después, al ser visto con varias lesiones por unos hermanos, fue internado en la terapia intensiva de la Clínica Centro, para luego ser derivado al Finochietto, donde se encuentra actualmente.