El dolor de una tragedia inexplicable y una muerte que aún conmociona a un barrio
Jorge Eduardo Acosta tenía 69 años y un trágico accidente doméstico frente a su casa lo tuvo agonizando una semana hasta que finalmente perdió la vida días atrás en una clínica de Merlo.
Jorge era oriundo de Córdoba pero vino a los 17 años a Buenos Aires junto a sus hermanos en busca de trabajo. Se instaló primero en Ramos Mejía y luego se mudó a General Rodríguez, donde conoció a Marta Román y tuvo tres hijos.
Trabajó seis años en La Serenísima durante la década de 1980 y después, apasionado de los autos, tuvo un taller de chapa y pintura que tuvo que cerrar en época de crisis nacional para poner un almacén. Volvió en el último tiempo a su pasión por los fierros, trabajando con autos, sin saber que allí encontraría su destino de muerte en una tragedia tan dolorosa como inexplicable.
Cómo fue el accidente doméstico que terminó con la vida de Jorge Eduardo Acosta
El miércoles 29 de diciembre a las 14.30 horas estaba arreglando la bomba de nafta de su automóvil y, por causas que aún de desconocen, terminó prendido fuego. Desde su familia aún no saben si la bomba de nafta explotó o si el se salpicó con combustible y alguna chispa le saltó encima.
Lo cierto es que, envuelto en llamas y a los gritos, corrió hacia el interior de su casa donde su mujer dormía la siesta. "Fue derecho a la ducha, se tiró agua para apagarse el fuego y luego, aún consciente, salió afuera a tratar de apagar su auto y el de mi mamá, que también estaba estacionado y se había prendido. Pero el calor lo hizo volverse adentro", explicó Eduardo, su hijo, a quien llamaron para avisar de la emergencia como al resto de los hijos.
A Jorge lo llevaron al hospital, donde le hicieron las primeras curaciones y lo intubaron porque tenía las vías aéreas comprometidas. "Se había quemado el 45% del cuerpo", dijo Eduardo.
Luego lo trasladaron a la Clínica Provincial de Merlo que tiene un área especializada en quemados y desde allí quedó internado en estado crítico. "Todos los partes que nos daban nos decían que su cuadro era grave", relató su hijo.
El martes 4 de enero por la madrugada, tuvo una insuficiencia respiratoria y no resistió. Fue velado en una cochería de la calle Manny al 1000 y sus restos descansan en el Cementerio Municipal.
"De carácter difícil pero una gran persona, peronista de los de antes, buen vecino, preocupado por su barrio. Hace poco se había reencontrado con sus compañeros que había tenido en el sector de Yogurt en La Serenísima después de más de 30 años y se la pasaba en reuniones con ellos", dijo su hijo.
"Tuvimos una amistad en La Serenísima y en este grupo que nos reencontramos hace seis meses atrás. El era la vida del grupo que habíamos armado, el de 'Los viejos del Yogurt', que eramos 32 personas. Era un compañero fabuloso, un tipo especial, lo extrañamos un montón", dijo un amigo, Jorge, luego de un silencio en el que la tristeza afloró. Y agregó, con la voz quebrada: "Todos estamos muy caídos por lo que pasó. Sentimos un montón su ausencia. Espero que la familia se recomponga de esta tragedia".