Seguridad 3 MAR 2022

Locura en la Autopista: dos repartidores rodriguenses baleados en un demencial robo de motochorros

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Gerardo (28) y Martín (30) volvían en sus motos hacia General Rodriguez por el Acceso Oeste cuando fueron interceptados por 10 motochorros en 5 motos. Los siguieron desde La Reja hasta Francisco Alvarez y los balearon para robarles. 

Martín relató a La Posta la demencial secuencia: "Nosotros trabajamos para locales de acá de General Rodriguez, y ya habíamos terminado nuestras jornadas laborales. En la noche del martes 1 de marzo, un amigo nos llamó diciendo que se le hizo tarde y que estaba en Moreno y no conseguia remis. Y nos ofreció pagarnos por ir a buscarlo a él y su primo. Entonces fuimos con nuestras motos"

Y agregó: "Cuando volvíamos, ambos trayendo a los dos, al pasar por el puente Belisario Roldán nos empezaron a seguir unas cinco motos con dos ocupantes en cada una. Aceleramos pero nos alcanzaron, nos pedían que frenemos y nosotros seguíamos y Gerardo, que iba adelante, bajó en la primer salida pero en la Colectora frenó y y se bajó con nuestro amigo. Yo segui huyendo con el chico que llevaba, que se tiró de la moto para ponerse a resguardo. A Gerardo le dispararon y le quitaron la moto y todos los delicuentes me empezaron a seguir a mí. Cómo aceleraba, me dispararon dos veces en la mano y una en la pierna".

Martín reveló que "hizo zig-zag por calles de tierra de Francisco Alvarez para huir hasta que logró perderlos de vista. "En una calle, toda embarrada, me terminé cayendo y quedé tendido en el barro. Apagué la moto temiendo que me encontraran pero no escuchaba el ruido de sus motos, entonces pedí ayuda a un vecino y llamaron a la Policía. Me llevaron a la comisaría y luego al hospital".

Gerardo terminó con un impacto en el pulmón mientras que Martín surfrió do tiros en la mano que le quebraron dos dedos (podría perder uno) y otro en la pierna que le provocó la fractura de la tibia. Ambos se encuentran internados en el Hospital Mariano y Luciano de la Vega de Moreno.

Martín, que es padre de un nene de 7 años y alquila en el lugar donde vive, está preocupado. "Está todo podrido, perdí mi trabajo y puedo quedar con discapacidad. ¿Quién responde por todo esto que me pasó?", manifestó triste, y con razón. Hoy, tanto él como su amigo, que de milagro están vivos, deben seguir viviendo con las secuelas de este episodio que, hasta el momento, no trascendió que tuviera detenidos.

 

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FERRETERÍA ROVI