El calvario de la madre de un chico autista que lucha contra dos sindicatos, una quinta y el Municipio por ruidos molestos
María de los Angeles Tobio (58) vive en el barrio San Pedro y lucha desde hace más de un año con un vecino lindero y dos predios gremiales por eventos con altos niveles de contaminación sonora que afectan la vida de Manuel, su hijo de 16 años con parálisis cerebral, retraso madurativo y autismo.
"A Manuel, la música le gusta", comenzó diciéndole María a La Posta. No quiere correr el foco de que las melodías, no son el problema, aunque desde hace tiempo la música que empieza a escucharse en el barrio y que incrementa su volumen, vuelve sus vidas un infierno.
Ella, junto a su marido, su hijo y su hija de 17 años, viven en una casa de la calle Alvear entre Da Vinci y Roca, en el barrio San Pedro, en el lado norte de la zona de La Fraternidad. El fondo de su terreno linda con dos predios gremiales: el de la Unión Personal Jerárquico de Empresas de Telecomunicaciones (UPJET) y la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA). En ambos espacios, se llevan a cabo eventos con alta contaminación sonora que afecta la vida del menor.
Según ella, el ruido hace vibrar las ventanas y las paredes y afecta no sólo su vivienda, sino la de otros vecinos que padecen esta situación. Manuel vive cada vez más situaciones de padecimiento a raíz de estas fiestas. "Cuando vino La Princesita, era imposible de parar", aseguró María de los Ángeles, que aclaró que el chico padece lesiones por esta situación, golpes que él mismo se propina al no poder tolerar la invasión sonora. En diciembre no podía controlarse y terminó con golpes en un brazo y la cabeza. Luego de esa situación, María envió una carta documento al Intendente Mauro García (27 de diciembre) intimando a que cesen con los ruidos, pero a las dos semanas comenzó todo una vez más.
Para colmo, la situación se complejiza con que sus vecinos de la propiedad que tiene en uno de sus laterales, que son oriundos de Lanús, también organizan fiestas los fines de semana en el domicilio y aportan más ruido.
Desde agosto del año 2021, María hablaba con una empleada municipal a raíz del problema. Desde que inició el expediente en la GOU, que fue en octubre, no sólo nadie dio respuesta definitiva a la situación sino que todos los fines de semana había eventos en uno o en otro lugar, a veces en los tres simultáneamente. Los episodios se complicaron tanto que el 18 de diciembre, el adolescente tuvo un ataque convulsivo violento, se cayó, se golpeó la cabeza, la situación se desbordó y la familia padeció una desmejoría aún mayor de la calidad de vida de todos.
"Mi hijo tuvo convulsiones, algo que jamás le había ocurrido. Tampoco nunca necesitó medicación psiquiátrica y ahora está tomando drogas muy fuertes", relató la mujer, que aseguró que su hijo solía salir al parque seguido, pero tras el incremento de los decibeles, lo hace muy poco, lo que le agrava mucho la calidad de vida.
Una ordenanza que no se cumple y una larga lucha burocrática
María comentó que se está infringiendo la Ordenanza 4874/20 por ruidos molestos, que cimienta su reglamentación en la norma IRAM 4062, que dicta que el límite para fuentes de emisión de sonido fijas, es de 45 decibeles. Sin embargo, lo que calculan que padecen, es muy superior, ya que a pesar de tener una barrera arbórea en la casa, no se logra evitar la invasión y contaminación. "Un vecino midió y daba 150 decibeles", remarcó.
La mujer ya tuvo una audiencia en la Casa de Justicia, que conduce Graciela Mingorance, pero ni su vecino ni los representantes de UPJET y ATILRA se presentaron. Ahora espera otra para el 26 de abril. Ella aclaró que no es "un problema vecinal", es de índole municipal, pero ella cree que "acá algo debe haber habido porque no se puede llegar a un arreglo ni con los dos sindicatos, ni con la casa quinta". En el campo de Atilra, ya no sólo hay fiestas gremiales sino que se ceden espacios para fiestas de afiliados y esto fue corroborado por ambos sindicatos, pero es una emisión musical constante que supera los niveles máximos.
En estos meses, ya culminado el verano, que estuvo cargado de eventos y muchos con batucada, parece tomarse un sendero de un poco más de tranquilidad. Pero así como el Día de los trastornos TEA mereció (el 2 de abril) menciones gráficas de parte de espacios estatales y partidarios, es importante destacar esta historia, que es una que bien podría resolverse con buena predisposición de los que intervienen.
El colegio de abogados no tiene un servicio como este para cubrirlo con gratuidad. En la familia carecen de recursos para defenderse. María habló con las Familias TEA del distrito, pero no tienen la posibilidad de cubrir los gastos del abogado.
A su vez, manifestó que "hablé con los concejales oficialistas Manuel Anigstein y Silvia Figueiras, pero se negaron a que les presente un proyecto para modificar la ordenanza vigente porque el bloque va a esperar que resuelve el Ejecutivo en la próxima audiencia de mediación. Para mí, cada día que se espera es eterno. Es dramático e injusto".