Murió el caballo atropellado por un auto en Ruta 7: la indignación de los proteccionistas
El Domingo 24 de abril un vehículo atropelló a un potrillo de 2 años en Ruta 7, según los vecinos y una ONG, el dueño del caballo fue al lugar, lo vió y se fue sin asistirlo. El animal murió luego camino a ser operado.
El conductor de un Ford Falcon volvía hacia el centro de la ciudad cuando se le cruzaron dos caballos en la Ruta 7. Uno de ellos se le fue encima y no pudo evitarlo. El choque fue terrible y se notó en los daños del vehículo, que siendo "de los macizos" de otras épocas, tenía todo el frente roto. El caballo, por supuesto recibió semejante impacto con lesiones muy graves.
El equino presentó importantes cortes en su cuerpo, lo que hizo que perdiera mucha sangre, también tuvo una fractura en su pierna derecha al momento del rescate. La Policía Rural se hizo presente en el lugar junto a rescatistas de los equinos. Lamentablemente, el potrillo falleció durante el traslado al centro de rescate CRRE, a los pocos kilómetros de haber salido, debido a una hemorragia interna.
Desde el CRRE piden a todos que "si ven animales sueltos en sitios transitados, avisen inmediatamente a la Policía Rural de la zona, Seguridad Vial o Policía". Además, recomendaron: "Si ves un caballo atropellado o en emergencia comunicate rápido con las ONG y difundilo en las redes, cada minuto cuenta. Recordá siempre llamar a la Policía y denunciar el hecho para que se quede un móvil con el animal".
Por otro lado, llaman a la responsabilidad de los propietarios de caballos, para que los mantengan cada uno dentro de su propiedad, con los resguardos correspondientes, que no estén en zonas urbanas y así evitar estos accidentes. "A ese potrillo le truncaron la vida por negligencia e inoperancia", señalaron.
No se supo nada más de quien sería el dueño de los caballos, que según varios presentes estaban sueltos hacía bastante tiempo pastando junto a las vías del Tren Sarmiento. Lamentablemente nunca se conoce ni si se investigan los casos de crueldad animal ni si tienen condenas o al menos multas.
Este secretismo que genera el Estado respecto del funcionamiento de ciertas inspecciones y sobre cuánto de todo lo que está generando daño termina efectivizado en una pena pone bajo manto una realidad que no se puede contrastar o revisar para evaluar o mejorar. Como muchas otras cuestiones, esta es una ciudad que no quiere revisarse, por miedo a tener que mejorar.