Sociedad Rodríguez empresarial 12 MAY 2022

Apostaron por un emprendimiento familiar y ahora cumplen 30 años

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La historia de lucha y resiliencia de una familia que en plena crisis invirtió todos sus ahorros en un sueño que fue creciendo hasta convertirse en realidad.

Corría el año 1992, Beatriz y Francisco tenían una familia numerosa, sin embargo, se las arreglaban, ya que  Francisco, más conocido como Chito, trabajaba en una empresa y con eso solventaban los gastos cotidianos. Pero de un momento a otro la compañía quebró y comenzaron los problemas económicos. 

A sus 44 años y con una gran familia, Chito no conseguía un puesto fijo en ningún lado. Es ahí, cuando deciden con Walter, uno de sus hijos, invertir sus ahorros e iniciarse desde cero para poner una carnicería y verdulería en French y Monseñor Orzali, en la zona céntrica de General Rodríguez.

Esos comienzos ayudaron a que años más tarde se mudaran a la entonces calle Arenales en el Barrio Virgen del Carmen, ya con otra socia sumada. La madrina de una de sus hijas, les propuso agregar un almacén y no dudaron en aceptar. 

Pasaban los años de esfuerzo y con la crisis del 2000 a cuestas, una de las socias, decide venderle su parte a una de las hijas de Beatriz. A partir de ahí, y con el negocio puramente familiar, se embarcaron en un proyecto más grande; el de construir su propio minimercado.

Años más tarde, lo consiguieron. Un terreno en frente se había puesto a la venta, y otra vez pusieron todos sus ahorros en un sueño que se estaba volviendo más grande. 

La calle Arenales cambió de nombre a Daniel Musso al 299, pero respetando los inicios, el Minimercado Arenales era un hecho. Carnicería, verdulería, fiambrería, almacén y forrajeria, nada le faltaba. O casi nada.

 

Llegó la pandemia en 2020 y gran cantidad de negocios tuvieron que cerrar sus puertas. Ésta fue la realidad de otra de las hijas de Beatriz y Francisco, que tenía un local de regalería. Sin pensarlo, deciden invitar a que ponga parte de su emprendimiento en el minimercado. Y así fue. Una hija más se incorporaba al negocio familiar. 

Lo que comenzó con una crisis, se convirtió en oportunidad y las distintas transformaciones hicieron que en mayo estén cumpliendo 30 años. 

El trayecto fue largo y para nada fácil, es por eso que Beatriz con la ayuda de una de sus nietas, decidieron comunicarse con La Posta para contarnos su historia y dejar este mensaje para sus amigos del barrio: “Queremos darles infinitamente las gracias a todos los clientes por confiar en nosotros por acompañarnos, y esperemos que nos sigan apoyando como hasta ahora. Agradecer, no nos queda otra palabra más que agradecer”.