Noemí tiene 41 años y en diciembre del 2021, detectó que su hijo de 10 años presentaba signos de haber sido abusado sexualmente. Sin embargo, hace más de seis meses que está esperando que le hagan la pericia de cámara Gesell.
Aquel día en que notó que el chico había sido abusado, denunció que lo había dejado ir junto a su yerno (el novio de su hija mayor) de 19 años a una canchita de fútbol barrial que quedaba a unas cuadras. Una hora después, ambos volvieron, pero el nene le había manifestado un dolor en la zona anal.
Al revisar, detectó que estaba enrojecida y lo llevó al hospital. Poco después, las pericias médicas confirmaron signos de abuso, más allá de que el nene le había manifestado no saber por qué estaba así. Su principal sospecha fue contra su yerno, aunque desconoce si puede haber habido participación de otras personas.
Lo cierto es que, desde aquel momento, solicitó una restricción perimetral para el joven y la UFI N°10 de General Rodríguez dispuso la realización de la prueba de cámara Gesell, pero esta nunca se llevó a cabo. De hecho, no volvió a tener novedades de la causa. "Eso fue en junio, y hasta el día de hoy sigo esperando", comentó angustiada la mujer, que se siente desoída por la Justicia y que también aseguró no tener un abogado que la represente por dificultades económicas.