Tecnología 20 MAY 2023

Gamificación, de juego en juego: ¿qué importancia tiene en la escuela?

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En 2010 aparecía por primera vez el término gamificación. Un neologismo, nada más en aquel momento. Después de una década, ese neologismo es una realidad sólida que salpica a empresas, grandes y pequeñas, y que está implicada en todos los ámbitos de la realidad y de la vida cotidiana. Un término que viene del juego y que siempre vuelve al juego, aunque se aplique en contextos diferentes. La gamificación es, de hecho, todo ese complejo de dinámicas de juego trasladadas a contextos no lúdicos.

Como se ha mencionado, la gamificación nació con una conexión obvia con el mundo de los juegos. Pero luego se transformó en algo más, imponiendo ese enfoque en otros campos. Por eso, por ejemplo, el modelo de objetivos y niveles es una constante aplicada en todos los campos, desde el médico al educativo. Y todo para dar estímulos, inputs, objetivos a seguir, desencadenando un mecanismo que capte la atención del ser humano implicado. 

Por este motivo, se ha puesto en marcha en el entorno corporativo un sistema basado en la gamificación, que es el onboarding: se ofrece a los usuarios, a través del juego, la oportunidad de asumir el papel de un directivo intentando resolver situaciones de riesgo y problemas. De este modo, el juego estimula y pone a prueba las habilidades blandas y las duras, así como la capacidad para resolver problemas.

Todos estos son sistemas que también son útiles en las escuelas. En este sentido, hoy en día, junto a todas esas doctrinas pedagógicas que han servido de modelo para las escuelas actuales, existen otras que también implican el uso de la gamificación. Se denomina, no por casualidad, game-based learning, que, a edades temprana, estimula ciertas áreas del cerebro, haciendo a los sujetos especialmente sensibles a determinados inputs. Si los juegos de rol, las simulaciones, la investigación-acción, las pruebas interactivas y multimedia y los retos cooperativos están de moda en las escuelas de todo el mundo, es gracias a la gamificación. Que, en el ámbito de la educación, ofrece diversas perspectivas. La autonomización de los alumnos en el proceso de aprendizaje, pero también el learning by doing porque se aprende haciendo, pero también jugando.

Por último, se desarrollan las habilidades de gestión del tiempo, los recursos y los objetivos. Sin olvidar el trabajo en equipo y la colaboración, tan fundamentales en el juego como en la vida. Probablemente, en la educación, la gamificación consigue los mejores resultados al garantizar la enseñanza entre iguales, donde los estudiantes se apoyan y aprenden unos de otros. De juego en juego, en un bucle sin fin que atraviesa todos los campos. En 2010, nadie lo habría creído. Pero hoy es seguro: la gamificación ha cambiado el mundo.