Declaró el acusado de "narco y asesino que fue 'mexicaneado'", según la polémica causa de los "narcopolicías"
Se trata de Osvaldo Torres (50), alias "El Tío", quien fue detenido el 25 de mayo del 2022 en Gualeguaychú, Entre Ríos. Está detenido por el asesinato de José "Diosito" Gutiérrez, un bicicletero de 41 años del barrio Villa Arrarás que fue ejecutado frente a su familia. Se cree que lo mandó a matar luego de que policías le "mejicanearan" droga, hecho que abrió una investigación por la que cayeron 9 agentes. Días atrás decidió declarar ante la jueza de Garantías, Adriana Julián.
Toda la causa se inició con un atroz homicidio: José "Diosito" Gutiérrez, un bicicletero de 41 años del barrio Villa Arrarás, fue sorprendido en la noche del 15 de febrero de 2022 en su casa de la calle Galán de Malta entre Ortega y Matheu por dos hombres que lo sacaron por la fuerza de la cama en la que estaba durmiendo con su mujer y lo mataron a balazos, mientras uno de los sujetos llevaba de los pelos a la pareja y sus hijos para encerrarlos en el baño.
El asesinato a sangre fría estaba relacionado con un ajuste de cuentas narco: los dos hombres eran sicarios que habían cometido ese crimen por encargo, según considera la Justicia, de un capo narco que acusaba al bicicletero de orquestar un plan para robarle cinco kilos de cocaína.
Lo cierto es que cinco días antes, el 10 de febrero, "El Tío" Torres (el sindicado como jefe narco) y su mujer, Julieta Zárate, iban en una camioneta tipo utilitario cuando los paró la Policía en las calles Tullisi y Ramón Cajal, en Francisco Álvarez. Según consta en el expediente judicial, los agentes requisaron su vehículo y le secuestraron cinco kilos de cocaína, aunque se labraron actas falsas que no revelaron esa cantidad, sino 0,4 gramos que Torres llevaba en su bolsillo.
Según habían publicado Télam y otros medios nacionales por aquellos meses, "Diosito" Gutiérrez "no era sólo bicicletero, sino que también se dedicaba a la venta de droga al menudeo". Y se había informado que el plan lo habría ideado junto a otros dos dealers llamados Miguel Ángel "El Viejo" Delgado y Pablo "Gordo" Lugones, quien se encargó de contactar a tres policías. Y también que entre ellos habían pactado repartirse la droga en partes iguales. Sin embargo, aunque supuestamente recibieron los dealers sus 2,5 kilos de cocaína, Infobae relató que aparecieron otros cinco agentes y se los quitaron en un segundo procedimiento que también se investigó junto al crimen de Gutiérrez, por la fiscal Gabriela Urrutia, de la UFI N.º 10 de General Rodríguez.
Todo eso detonó en una investigación contra los policías (que se desempeñaban unos en la DDI de General Rodríguez y otros en la comisaría de Francisco Álvarez) y por la que detuvieron a nueve agentes. En septiemrbe de 2022, la UFI N°12 de Moreno decidió liberar a dos de los policías implicados, Alexis Romero y Abel Ramón Acosta. Rodrigo Tripolone, abogado del segundo, dijo que "nunca debieron estar detenidos. No tienen nada que ver con el hecho, ellos estaban realizando citaciones y fueron convocados para prestar colaboración en un procedimiento. Fueron con el único móvil policial de la DDI y trasladaron a un detenido hasta la sede policial para después continuar con sus tareas".
A su vez, en noviembre, la Justicia decidió lo mismo con Gabriela Noemí Ibarra, hija del entonces subsecretario de Seguridad de General Rodríguez, Daniel Ibarra, quien renunció a su cargo tras conocerse el conflicto. Mientras tanto, continúan detenidos el oficial Juan Eduardo Vieira, el sargento Leonardo Fabián Biotti, el subteniente Sebastián Eduardo Perín, el suboficial mayor Ángel Rufino Morales, el oficial ayudante Claudio Sebastián Branchi y el subteniente Darío Roberto Torres.
Qué declaró Osvaldo "El Tío" Torres
Este 14 de julio, Osvaldo "El Tío" Torres pidió declarar y lo hizo ante la Dra. Adriana Julián. Dijo que a pesar de que en su documento tenía dirección en barrio Bicentenario, él vivía en la calle Jaureche al 9300, en la localidad morenense de Trujui, y que el 10 de febrero salió de su casa a media mañana hacia la vivienda de quien iba a ser su compadre hasta ese momento. Se desviaron en Ruta 7 y entraron en Francisco Álvarez, para pasar por la casa de su hija que vive en la calle Tullisi. Al llegar al cruce de Tullisi y Ramón Cajal se le cruzó un patrullero y bajaron dos policías, diciéndoles que bajen de la camioneta.
Según él, le pidieron los papeles y les entregó todo, estando la documentación en regla. "Nos dijeron que si teníamos algo que nos comprometiera, que nos iban a revisar. Yo le referí al policía que en el bolsillo del pantalón un billete con cocaína y se los entregué. Le dije 'mirá, te entrego esto porque es mío, mi esposa no tiene nada que ver porque ni sabía que lo tenía encima. Yo soy consumidor de cocaína, hace 15 o 20 años que consumo. Nos llevaron a la comisaría de Álvarez, yo le dije si hacía falta que mi esposa se quede ahí, siendo que no tenía nada que ver. Que no tenía problema en quedarme, que llamaran a la Fiscalía si era necesario, no había problema. Me dijeron que iban a tirar un informe sobre nosotros y la camioneta, y si no teníamos impedimento nos íbamos a ir".
Torres aclaró también que su mujer es diabética hace cuarenta años y estaba muy nerviosa, llorando en otra habitación contigua y se había empezado a descompensar dado que no tenían la insulina ni el aparato para medir la glucosa. "Sé que cuando se pone nerviosa se descompone y se le dispara la diabetes. Le pedí dos o tres veces que me dejen ir a buscar la insulina, pero me dijeron que 'mirá, de la única manera que te podés ir es si colaborás con nosotros. Si dejás algo en la comisaría para hacer rapidito el trámite, vos sabés de qué te estamos hablando'. Le pregunté de cuánto y uno me dijo que había intervenido con el patrullero, me dijo 200 mil pesos. Yo le dije que esa suma no la tenía. Eran tres oficiales los que estaban en la oficina".
El acusado también declaró que le reveló que tenía cuarenta o cincuenta mil pesos, que podía ir a buscarlos a casa y también traer los remedios de su esposa. Le dieron las llaves de su camioneta y lo dejaron ir, volvió en cuarenta minutos y entregó el dinero y lo dejaron darle la insulina a su pareja para estabilizarla y luego lo dejaron irse, previo a la firma de un papel. "No lo leí, les pregunté que era y me dijeron que era por la captura, que como estaba todo bien firme así me iba. No lo leí, le firmé. Por todo el momento que vivimos ni fuimos a la casa de mi compadre ni a la de mi hija. Cinco días después viajamos a Gualeguaychú, a donde íbamos de tanto en tanto porque habíamos comprado una casita ahí. Estando allá hicimos el censo en ese lugar, con documentos, mi esposa y yo. Habíamos ido a pedir video cable y teléfono. Días después me enteré que me habían allanado la casa en Moreno y después me detuvieron allá en Gualeguaychú".
Continuó: "Me dijeron que tenía pedido de captura, que estaba fugado. Yo en ningún momento me di a la fuga de nada, porque si no no hubiese hecho el censo con el documento en mano, cargué nafta, fui a la carnicería, pedí el cable y teléfono, hice compras con el Mercado Pago de mi señora".
Finalmente, sobre la imputación, habló sobre el momento previo a ser detenido por la Policía en esa esquina de Francisco Álvarez. "En ningún momento pacté con nadie para encontrarme, ni llevé ninguna cocaína para entregarle a nadie, ni tampoco plata. La cocaína la había comprado dos días antes, eran cinco gramos".
Y aseguró que "esto es una tramoya entre la policía y mi compadre, porque después me enteré de que él estaba involucrado en esto. No tengo idea por qué haría algo así, me lo pregunto hasta el día de hoy. Él estaba involucrado con el tema de la policía, porque era la única persona que conocía mi domicilio. Empezaron a correrse rumores de que él había planeado que me pare la Policía y me coimee a mí. No sé cuál es la relación entre él y la Policía. No volví a comunicarme con él, porque a su casa yo iba a ir de sorpresa. A veces lo hacía y él venía así a la mía. A José Gutiérrez lo conocí en su casa un fin de semana que fuimos a comer, compartiendo un asado. Ahí llegó y se saludaron ellos y me lo presentó como un amigo, hace dos años. Después lo vi otra vez que le llevé a arreglar una bicicleta que tenía y después había pactado para comprarle otra bicicleta que iba a reparar para vender y le pagué por Mercado Pago de mi esposa ocho mil pesos. Eso se puede comprobar. La bicicleta que él me había vendido me dijo que vaya a buscarla unos días más tarde y cuando fui, el local ya estaba cerrado. Yo, la casa de José no la conozco, no conozco a su familia. Nunca tuve amistad con él, lo vi tres veces y nunca más". Y negó haber enviado a sicarios para matarlo.