Multicampeona por donde se la mire, esta deportista es reconocida a nivel nacional y sudamericano por sus logros en reiteradas ocasiones en representación de nuestro país.
Carolina Luján se crió en General Rodríguez tras nacer en la localidad de Caseros y desde muy chica practicó el ajedrez. Ahora, tantos años de esfuerzo, práctica y títulos hicieron que sume uno más. Se convirtió en la primera ajedrecista argentina que obtiene el título de Maestra Internacional Absoluta. Esta distinción se suma a las de Gran Maestra Femenina y dos Normas de Gran Maestra Absoluta.
Desde chica jugó ajedrez, además de otros juegos de mesa que había en su casa. En medio de esa variedad de opciones siempre estuvo el de estrategia como principal. Y era buena desde ese entonces, lo que despertó la atención de su papá que la acercó a la Biblioteca del Club Leandro N. Alem donde enfrentaba a personas grandes de igual a igual. "Era muy chica y estaba metida entre los grandes, preguntando y pidiendo que me enseñen a jugar. Mi papá me llevaba de noche a la biblioteca donde él jugaba con sus amigos, ya que no había otro espacio para que una nena pudiera jugar al ajedrez. Empecé a ir y a mi familia le hacía un poco de ruido, pero no había muchas opciones. Eran todos tipos grandes y yo jugaba con ellos, no había otros niños. Mi infancia fue muy particular, pero tengo lindos recuerdos", recordó en una nota a Página 12.
Para Carolina, "el ajedrez es un ambiente reservado históricamente para los hombres. Al día de hoy, se estima que la población ajedrecista es de 800 millones de personas, y las mujeres seguimos siendo menos del 10 por ciento. Somos muy pocas y se ve en los torneos, donde de 400 jugadores, sólo somos 15 mujeres".
Tras esas primeras incursiones aprovechó que Alem abrió una escuela de ajedrez y ella podía ir cuando salía de la escuela. Poco tiempo pasó para que empezara a competir de forma habitual en FAOGBA (Federación de Ajedrez del Gran Buenos Aires), el cual hoy ella encabeza. Y así le llegó una participación en un torneo argentino sub10 en Córdoba. "Hasta ahí había jugado torneos locales y parecía una papita, pero fui al campeonato argentino y me fue tremendamente mal, en lo deportivo y en lo anímico. En mi casa me llegaron a preguntar si lo disfrutaba realmente, pero les dije que sí, que quería entrenar y mejorar. Entonces empecé a tomar clases particulares y a tener entrenamientos de alto rendimiento".
En tan solo la segunda competencia que participó a ese nivel logró ser la campeona no solo del torneo femenino sino del absoluto que incluía a hombres y mujeres. Fue también en ese contexto que logró tener el mejor resultado en torneos infantiles panamericanos y mundiales. Igualmente, su sueño era poder competir en los Juegos Bonaerenses que tanto había escuchado a esa edad.
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"Es un torneo muy especial para mí. Yo era muy chica y había jugado internacionalmente, pero quería jugar los Bonaerenses. Esperé a cumplir 12 años y cuando me dio la edad participé. Mi deseo era porque todos querían jugarlo, como 'guau, los bonaerenses'; de hecho intenté con otros deportes para llegar a las finales de Mar del Plata. Pasaba los límites y excedía el mundo del ajedrez. Hay muchos otros deportes y en ellos está el espíritu que mueve los juegos, de los cuales tengo muy lindos recuerdos".
En total jugó cuatro Torneos Bonaerenses y ganó cuatro medallas de oro, siempre en la categoría juvenil. "La espera de Luján tuvo sobrada recompensa: Jugó cuatro bonaerenses y ganó cuatro medallas de oro, consagrándose en la categoría Juvenil pese a ser menor. "Lo hice porque te daban un viaje a Europa de premio, pero no me lo dieron porque vino la crisis del 2001", expresó al medio con sabor agridulce.
Ya a los 15 años fue campeona nacional de mayores y se ubicó entre las 20 mejores de todo el planeta en la categoría juniors. Cada vez se volvía más profesional, tomaba clases, difundía el deporte y auspiciantes acompañaban ese proceso. "Me fui a Europa, jugué torneos y me empezó a ir bien, me convertí en Maestra Internacional Absoluta, siendo la única mujer de Argentina en lograrlo. Los títulos de maestría no tienen nada que ver con la enseñanza. Uno escucha Gran Maestro, Maestro Internacional, pero son títulos que se van haciendo en partes. Tenés que conseguir normas, las cuales se logran en determinados torneos con performances realmente buenas. En Argentina no hay torneos de ese calibre, y por eso completé mi título en Europa. A partir de ahí empecé a ganar dinero gracias a los premios, las contrataciones de diversos clubes y las clases, ya que desde muy chica entreno a otros jugadores y jugadoras".
Carolina se muestra muy crítica del apoyo que falta en nuestro país para deportistas que quieran practicar el ajedrez, sobre todo desde lo económico y a nivel institucional. Recuerda ella los sacrificios que hizo su familia para acompañar este don que tiene para jugar de la manera en que lo hace. Los ajedrecistas, comentó ella, quizás no solo piensan en jugar, sino también en cómo costear pasajes o entrenadores y no debería ser así.
Por último, destacó que "el apoyo del Estado es importante y siempre está, en menor o mayor medida", pero que "el que se hace muy necesario es el del sector privado, el de los auspicios y las marcas". "A nivel mundial, vemos a Messi y a Ronaldo jugando al ajedrez en un baúl de Louis Vuitton, y la serie más vista de Netflix es 'Gambito de Dama'. Estamos todos de acuerdo en que es buenísimo, pero con todo lo que el ajedrez tiene de positivo, igualmente el apoyo no llega. Convoco a que las dirigencias trabajen en pos de ello, porque si desde la entidad madre no se hacen las cosas bien, con planificación y cercanía, es muy complicado. La dirigencia de la Federación Argentina es nefasta, y lo ha sido durante muchos años, y por eso parte de mi deseo es que la nueva generación tenga todo el apoyo que la mía no tuvo".
Foto: Gentileza Las Argentinas Trabajamos