El inesperado y exótico destino al que se mudó un rodriguense con su familia y que cambió totalmente sus vidas
Matías Bevilacqua, vecino del barrio Bicentenario, se mudó hace aproximadamente un año y medio a Luxemburgo, un país pequeño pero pintoresco de Europa. Tras haber sido entrevistado para el diario La Nación, dio su testimonio a Contame La Posta: qué extraña y qué no de Rodríguez, cómo es la vida allá y qué tener en cuenta a la hora de mudarse a un país así.
Se llama oficialmente Gran Ducado de Luxemburgo, una monarquía sin rey, pero con un duque. Tiene 660 mil habitantes. Limita con Francia, Bélgica, Alemania y se hablan francés, alemán y el dialecto local (luxemburgués). Ese es el destino que eligió un argentino, obviamente rodriguense él, que vivía en el barrio Bicentenario y que se llama Matías Bevilacqua.
Como tantos otros compatriotas, decidió emigrar por un futuro mejor. No solo para él y su mujer Samanta Silvero, sino principalmente para sus dos hijas. Es así que desde octubre de 2022 que vive su nueva vida en este pequeño país enclavado prácticamente en el corazón del Viejo Continente.
En la última edición de Contame La Posta, y tras haber salido oportunamente en el diario La Nación, tuvimos la posibilidad de dialogar en exclusiva con Matías, que señaló que "salvo dos años viví siempre en Rodríguez. Yo trabajaba y sigo trabajando en el sector de telecomunicaciones, en la parte de tecnología".
Cabe destacar que, en su momento, él fue el primero en adentrarse a esta aventura europea, ya que con su mujer no querían cortar el año escolar de las chicas, que permanecieron en Argentina hasta diciembre junto a su madre.
Con una sólida trayectoria en empresas multinacionales y un perfecto nivel de inglés, destacó que viajar a este tipo de países no es sencillo sin la formación académica y laboral adecuada como tampoco sin los documentos necesarios: "si venís con pocos papeles o con poca formación, no vas a durar mucho. Y acá al que no tiene todo en regla lo deportan".
-¿Qué sabías previamente de Luxemburgo y qué te sorprendió al llegar?
-Solamente sabía que era un país europeo nada más. Sabía que era un país chiquito, que su selección de fútbol era horrible, jajaja... Así que ni bien apliqué para la posición que vi abierta, ahí empecé a investigar más. Me di cuenta de que acá los idiomas oficiales eran tres, pero el inglés no, aunque el inglés es muy aceptado. Por lo que estaba la posibilidad de aplicar el currículum en inglés, y dije que si me salía ya iba. Después me sorprendió la calidad de vida, el orden, el respeto, el saber que los derechos de uno terminan donde empiezan los de otro. Me sorprendió ver la sociedad ordenada en general.
-¿Qué es lo que más extrañas de Argentina y de General Rodríguez principalmente?
-Las respuestas más obvias son los familiares y las amistades. Eso es lo primero. Las salidas semanales de ir a comer algo, a tomar algo, reunirse en la casa de alguno. La espontaneidad, porque acá no hay espontaneidad, es todo con antelación, tenés que planear por adelantado mucho. Ir a pescar con mi viejo por todo el ritual que lo envuelve, desde ir en el viaje, hablar de cualquier cosa, escuchar música. Después el tema culinario, porque las comidas son distintas; se extraña mucho el asado si bien hay cortes de carne acá. Hay mucha influencia alemana y francesa en la gastronomía. Y es bastante picante la comida de acá, te terminas acostumbrando, pero fue un shock al principio.
Más allá de esto, el vecino rodriguense resaltó la importancia de estar preparados a la hora de llegar a un destino exótico como lo es Luxemburgo si lo comparamos con Argentina: "nosotros investigamos mucho, miramos Google Maps, Google Street View, leímos mucho por adelantado para entender ciertas partes de la cultura, de la sociedad. Eso ayudó un montón también".
En cuanto a la forma de ser del ciudadano luxemburgués promedio, dijo: "conozco pocos. Este es un país donde casi el 50 por ciento son extranjeros. Los luxemburgueses tienden como a estar más dentro de su comunidad, entonces es más complicado tener una relación diaria como para yo definir cómo es un luxemburgués. Pero lo más corriente es que son personas inicialmente desconfiadas. Imagínate que la mitad de la población son extranjeros, así que se sienten como invadidos. La mayoría de los luxemburgueses trabaja en la parte estatal y los extranjeros en las empresas privadas, entonces está muy marcada esa diferencia".
En el streaming semanal de La Posta Noticias, Bevilacqua enfatizó la tranquilidad y el respeto como factores que no extraña de su "patria chica". "Como dije, respetar los derechos del otro. ¿Yo por qué tengo que bancarme la música del otro o los ruidos del otro? Eso no lo extraño. Llegar a casa y tener que abrir el portón mirando para todos lados, o tener que mandarle un mensaje a mi señora una cuadra antes para que vaya abriendo el portón. Ojo que también acá a los 3 meses de que llegó mi señora le rompieron los vidrios del auto que le dio la empresa donde trabaja. Digamos, la inseguridad está en todos lados, pero en situaciones mucho más esporádicas. Además, las respuestas de las autoridades", comentó.
Por otro lado, explicó que le costó mucho adaptarse a la vida social nocturna de aquel país, porque "es casi nula, todo en la semana termina tipo 19 o 20 hs. Y los domingos es impresionante, no vuela ni una mosca, se respeta el derecho al descanso", mientras que le sorprendió que los transportes públicos sean prácticamente gratuitos: "se pagan con los impuestos, pero para el turista es totalmente gratis. Se implementó hace casi tres años y es espectacular".
Si bien todavía no se hizo amigos allá, explicó que entabló una muy buena relación con un compañero de trabajo rumano: "para ser una amistad plena deberíamos compartir cosas fuera del laburo, pero casi lo considero mi amigo. Compartimos el interés por la tecnología, los valores familiares, ciertos gustos por el deporte como el fútbol y el tenis. Es un par de años más chico que yo, pero es muy buena onda. Mi señora igual es mucho más sociable que yo, y ya tiene muchas amigas y conocidas. En eso voy perdiendo por goleada, jajaja...".
Por último, contó que toda la familia es inglés bilingüe y además la hija mayor sabe japonés: "en el colegio les enseñan francés, luxemburgués, italiano, pero la currícula es en inglés".
"Luchen por sus sueños, estudien, que se capaciten, porque el conocimiento no ocupa lugar. Si hay oportunidades, que no duden y las tomen. Por algo las cosas suceden. Yo creo en el karma, bueno y malo, no bajen los brazos y luchen por sus sueños, que si uno los va a buscar pueden hacerse realidad también", fue el mensaje motivador con el que cerró la entrevista en Contame La Posta.