En el año de la identidad rodriguense, la comunidad recuerda como hace 92 años General Rodríguez vivió un fenómeno nunca antes visto: una lluvia de cenizas.
El hecho ocurrió durante los primeros días de abril de 1932, cuando hizo erupción el volcán Descabezado Grande ubicado en la zona central de Chile.
Por aquellos días, el cráter expulsó una columna de material incandescente de varios kilómetros de altura. En ese momento, las cenizas no sólo llegaron hasta Santiago de Chile y Montevideo, sino que también cubrieron el cielo de Mendoza y Buenos Aires.
De acuerdo a los datos históricos, se reveló que en algunas ciudades bonaerenses habría caído una tonelada de ceniza por hora y hectárea, y que incluso no se podía respirar.
Debido a su llegada a Buenos Aires, un día, los vecinos de nuestra localidad observaron la insólita y constante lluvia de ceniza volcánica, que había teñido de gris el aire y cubierto toda superficie posible.
Tras horas de estudio y una intensa investigación, el Profesor Dardo Malvino, en su libro "Historia de General Rodríguez", recordó como este fenómeno natural involucró a la localidad y expresó:
"A raíz de la erupción del volcán chileno «El Descabezado», la lava pulverizada comenzó a caer suavemente en una vasta zona del este del país, después de recorrer más de mil kilómetros en forma nube. Por lo tanto, nuestra ciudad no quedó excluida de recibir esa extraña lluvia «seca» en aquel abril de 1932. La nube ocultaba el sol y la ceniza caía suavemente formando en el suelo una delgada capa de polvo grisáceo, ninguna superficie quedó sin «blanquearse», campos, caminos, terrenos, calzadas, aceras y techos.
Por la mañana de ese día de Semana Santa, desde temprano, la población observó con justificado asombro la presencia de ese extraño blanquero, sin poder explicarse la causa que lo generaba. Cuando la información radiofónica disipó el misterio, muchos se apresuraron a recoger esa lava pulverizada o piedra pómez para utilizarla como polvo limpiador.
Esta «lluvia de ceniza» trajo el recuerdo de la nevada del 22 de junio de 1918, otro raro fenómeno de la naturaleza, pero frío y húmedo, que no tendría precedente en General Rodríguez".
Es así, como la información del Profesor, quedaba corroborada por un artículo en el diario La Nación del 1° de abril de 2002, donde también se habían recogido algunos testimonios. La señora Blanca Consigliere de Sticco, destacaba que “el polvo cubría incluso los muebles. Producía irritaciones y estornudos. Duró tres días, después pasó y aclaró, y todo volvió a ser normal. Pero no he olvidado esa rareza que al principio nadie podía explicar".
Otro de los testimonios, era el de Máximo Martínez, quien recientemente había festejado su 10° cumpleaños, en su casa de Villa Urquiza. "Lo que mejor recuerdo es que mi madre me pedía que fuera al techo o a la calle a juntar la ceniza, porque servía para limpiar ollas, sartenes, medallas o cualquier cosa metálica”.
En las imágenes en blanco y negro que quedaron para siempre, se puede observar la plaza del Congreso y la noticia de la lluvia de cenizas, una calle de General Pico en La Pampa cubierta en su totalidad y una cronología de lo sucedido.