Muertes y presuntas malas praxis en la Clínica Centro: "Un camillero nos dijo que nos compadecía"
A raíz de los últimos dos fallecimientos que salieron a la luz en la Clínica Privada Centro, Daniela López y Karina Romero, hija de Sandra Quinteros y nuera de Juan José Khun, respectivamente, brindaron testimonios exclusivos en Contame La Posta y el porqué de sus denuncias. Además anticiparon la marcha de esta tarde
La Clínica Privada Centro quedó otra vez en el ojo de la tormenta en los últimos días porque hubo dos fallecimientos en menos de 24 horas, adjudicados en ambos casos a mala praxis y/o mala atención por parte del personal médico y administrativo de la institución céntrica.
La acusación por el fallecimiento de Sandra Quinteros, empleada de la fábrica textil FADI, en la tarde del martes, hizo que comenzara a trascender otra que había tenido lugar en la noche del lunes, y que incluso había traído aparejada una situación de violencia. Tras esto, incluso, comenzaron a aparecer nuevos casos que se están tratando de relevar y de confirmar, para saber qué fue lo que pasó.
Un triste historial del que La Posta Noticias dio cuenta en su debido momento, con situaciones como mínimo irregulares que han llevado a pedidos de justicia por parte de familiares, amigos y allegados de las víctimas.
Un pedido de justicia que se volverá a repetir este viernes desde las 15.30 hs con una manifestación frente al centro sanitario de Avenida España Nº352, convocado principalmente por los familiares de Sandra Quinteros y de Juan José Khun, las últimas dos personas fallecidas allí.
En la última emisión de Contame La Posta, estuvieron como invitadas Daniela López y Karina Romero, hija de Quinteros y nuera de Khun, respectivamente, quienes brindaron sus testimonios en primera persona de lo ocurrido y anticiparon lo que será la marcha.
El caso de Juan José Khun
De acuerdo al testimonio que diera en la denuncia radicada en la Comisaría 1º, Karina Romero declaró que su suegro había sufrido un accidente de tránsito el 25 de marzo en el barrio Maravilla del Oeste, y que desde ese momento estuvo internado en el Hospital Vicente López.
Ya el 12 de abril fue trasladado a la Clínica Centro (que le correspondía por PAMI), donde en primera instancia fue alojado en la sala de Shock Room porque no tenían camas y al día siguiente trasladado a la sala común, dejando en claro que necesitaba otros tratos dada su condición de salud (cuidados intensivos). En esas condiciones, estuvo hasta el 22 de abril.
En la noche de ese día, aproximadamente a las 20 hs, se hizo presente en el lugar para relevar a su sobrino y cuidar al hombre, notando que estaba agitado y con una gasa con manchas de sangre. Consultando al joven que le había sucedido, éste le indicó que momentos antes le habían cambiado el tubo de la traqueotomía.
Mientras tanto, José Luis Khun, hijo del hombre de 75 años, se quedó cuidándolo al tiempo que su mujer fue a consultar a una enfermera qué le había pasado y le respondió que ya lo habían atendido cambiando el tubo de traqueotomía y que en instantes irían a verlo.
A medida que pasaban los minutos y ninguna enfermera se acercaba a atenderlo, fue a la sala de enfermería a pedir desesperadamente ayuda, no obteniendo respuestas concretas. Recién 15 minutos después una enfermera se acercó para observar al hombre y refiriendo que una médica estaba en camino, le comentó que lo iban a sedar nuevamente y a broncoaspirarlo.
Quedándose la mujer en el pasillo con la puerta abierta, vio todo el procedimiento donde además le aplicaron una inyección (desconociendo la medicación suministrada), y recién minutos después apareció la doctora de turno para tratar de estabilizarlo y preguntarle cómo se sentía.
Como el hombre en ese estado no podía hablar, la profesional le señaló que le daría medicación para sedarlo, algo a lo que su nuera se opuso debido a que "no iba a poder manifestar cómo se encontraba". Pero igualmente otra vez las enfermeras volvieron a broncoaspirarlo y a sedarlo, y después se retiraron.
Alrededor de las 20.45 hs, y tras consultarle a una enfermera dado que su suegro se encontraba muy agitado, ésta le midió la saturación y llamó (insistencia de por medio) a la médica de terapia. Acto seguido, la enfermera comenzó a practicarle RCP a Juan José, quien segundos después fue asistido por personal de salud.
Recién media hora más tarde de este hecho, Karina ingresó a la habitación 122 y se dio cuenta de que el hombre había perdido la vida. Responsabilizando de esta manera el mal accionar del personal de salud que hizo que su suegro perdiera la vida.
Irregularidades desde el primer día
En Contame La Posta, Karina Romero indicó que el mismo 12 de abril "cuando él llega a la clínica, ya notamos muchas irregularidades porque no tenían cama según nos dijeron, sin alimento y sin asistencia por 12 horas ya que no tenían para colocarle la sonda gástrica".
A la vez que destacó que "era un paciente que salía de terapia con una traqueotomía", de modo que "estaban haciendo un abandono de persona y ese mismo viernes 12 a la noche quisimos ir a hacer la denuncia en la Comisaría (Primera) pero no nos la quisieron tomar. En la clínica incluso nos dijeron que él había entrado con una neumonía, cosa que en el Hospital Vicente López nunca nos dijeron eso. Solamente nos dijeron que tenía que hacer su recuperación en la clínica ya que tenía su cobertura propia que es PAMI".
En tanto que describió que por esas horas "Juan estaba lúcido, estaba consciente, te reconocía, se sentaba, te pedía que le saques las cosas, recordaba el accidente. Pero pasando los días empieza a tener una dificultad respiratoria y los médicos nos daban cada día un parte diferente. Lo único que ellos sabían decir era que había que sedarlo porque se ponía nervioso".
Cuando llegó el día del trágico desenlace, a través de un mensaje de Whatsapp al grupo familiar, el propio Juan "nos había notificado que pasó una mala noche. Dijo que lo aspiraron mal y le pusieron mal el oxígeno. Encima después durante el día las enfermeras sin supervisión, decidieron cambiarle la traqueo, porque no había un médico".
Al observar por la noche, cuando llegó a la clínica para cuidarlo, "que estaba sangrando, pedí a la médica y me dijeron que lo iban a sedar. Pero yo les decía que si lo dormían no me iba a poder decir si se sentía mal, porque le dije que no respiraba bien".
"A los 15 minutos mi suegro empezaba a desesperarse. No había tiempo, en mi desesperación empecé a gritar pidiendo ayuda y cuando lo vieron, pidieron de urgencia el carro desfibrilador. Nunca nos asistió el médico de terapia y una enfermera estuvo haciéndole RCP, sin supervisión de ningún médico", agregó.
"No sé si las enfermeras están preparadas, no sé si tienen matrícula para hacer lo que hicieron. Y de parte de la médica hubo negligencia, mala praxis. Lo sedaron y sedaron. Se les fue de las manos, se pasaron con la medicación. Lo más grave es que nunca me informaron del deceso, tuve que entrar yo a la cama y preguntar en mi desesperación si lo habían estabilizado. Pero nunca me dijeron que falleció y la médica desapareció. Pasó todo en 45 minutos", consideró.
Asimismo, una vez enterado el resto de la familia, aseveró que "nadie salió a hablar ni informar nada" y que "él falleció a las 21.04, a las 22 hs me fui a hacer la denuncia y hasta ese entonces estuvo el cuerpo solo".
"Nosotros fuimos a solicitar la autopsia, porque iban a cubrir todo, iban a decir cualquier cosa. Lo que más me indigna es que estando yo todo el tiempo ahí, no tuve ningún tipo de contención, no me explicaron nada, no me dijeron nada y no querían hablar conmigo", sentenció.
El caso de Sandra Quinteros
Desde hace casi tres décadas (29 años exactamente) empleada de la fábrica textil FADI, Sandra Quinteros de 57 años también fue víctima de mala praxis en la Clínica Privada Centro.
Poco después de las 14 hs del martes se descompuso y unos 10 ó 15 minutos más tarde llegó una ambulancia del servicio contratado por la empresa, constatando luego la gravedad del asunto, referida a una cuestión cardíaca dado que tenía fuertes náuseas.
"Mi mamá se descompuso mientras trabajaba en FADI. Salió del baño con náuseas. Vino la ambulancia enseguida y decidieron trasladarla a la clínica que está a dos cuadras. En la misma ambulancia tuvieron que reanimarla. Cuando pasó esto, sus compañeras de trabajo me llamaron y yo estaba cursando en el Terciario, entonces me fui enseguida a la clínica", contó su hija Daniela López en Contame La Posta.
Tras esto, la llevaron a la Clínica Centro y, una vez allí, los profesionales pidieron que la suban a la sala de terapia intensiva para estabilizarla. "Yo llegué junto con la ambulancia. Cuando la ingresan, mi mamá estaba inconsciente, unos segundos después reacciona y mientras tanto la médica que la asistió en la ambulancia me dijo que había estado infartada", describió al tiempo que agregó que la sala a la que la ingresaron "debe ser el shock room. Aunque no tiene nada de nada. Para ser un shock room, no tiene nada ese cuartito. Yo soy estudiante de enfermería, soy paciente oncológica y conozco de hospitales, conozco de ingresos de guardias, de urgencias y de lo que me pidas".
En tanto que señaló que "mi mamá no era una paciente que viviera internada ni mucho menos, pero en general uno trata de acudir al hospital porque sabe que la atención es inmediata. La toman como urgencia".
-¿Qué opinión tenías de la clínica antes?
-Yo nunca quise la atención en la clínica, porque ya tenía varios comentarios de mala praxis, muchas falencias a la hora de la atención y que solo se preocupan por cobrarte mientras te atienden mal. Ya tenía una mala mirada, lo que menos me imaginaba era que iba a pasar esto. Pero la lógica de la fábrica y la ambulancia estuvo excelente, porque era mandarla a la clínica que estaba a dos cuadras, no al hospital que estaba a diez.
"Cuando ingreso yo a la habitación esta, porque no la puedo llamar shock room, ya que es un cuarto pelado con una cama y nada más, les dije que si le habían hecho una reanimación en la ambulancia no podía ser que esté sin un monitor porque debía tener control. Pero me contestaron que no fue un infarto y me mostraron como un electro. Yo me quedé esos momentos con mi mamá y todos esos minutos que la vi consciente se quejaba del dolor, y yo les gritaba que tenía dolor pero no me respondieron nada", prosiguió la mujer.
Mientras sus allegados trataban de realizar todos los trámites y averiguaciones necesarias para que puedan subir a la mujer a terapia como le era sumamente necesario, volvió a descomponerse de forma más grave. "Cuando le empezaron a dar náuseas de vuelta, ella misma se metía el dedo como para vomitar, y yo les decía que estaba con náuseas pero el médico ni siquiera se acercó de afuera a mirarla. Solamente me dijo que la enfermera le iba a dar una medicación. Porque estaba esperando que se desocupe una cama en terapia. Pasaron 20 minutos y no vinieron ni la enfermera ni el médico", aseguró López.
Al rato, llegó lo peor, "ya que mi mamá empezó con el paro, empezó a rechinar los dientes, se puso tiesa, yo la di vuelta, comencé a los gritos porque el médico no venía".
Ante la situación desesperante, sus compañeros de trabajo salieron a buscar al doctor por toda la clínica, y que increíblemente se encontraba en la guardia atendiendo una gripe: "los compañeros y los dueños de la empresa salieron a buscarlo al médico y cuando yo iba a empezar la reanimación manual, él estaba en la guardia atendiendo una gripe".
Lo cierto es que cuando el profesional arribó y trató de reanimarla, no logró sacarla del paro: "para mí ya estaba".
Fue ahí recién cuando la subieron al tercer piso de la clínica en terapia intensiva: "yo le gritaba al médico que más vale que me la hiciera vivir o lo mataba, porque lo que estaba haciendo no tenía palabras. A partir de ahí no la vi más a mi mamá y una hora después me avisa la terapista que había fallecido. Me dijo que habían hecho todo lo posible pero que la señora no había querido vivir. Así me dijo", comentó Daniela.
Con profunda y comprensible indignación citó que "el médico que la recibe es Lino Nava, un venezolano de 31 años que figura como médico clínico de obstetricia. Que lo recuerde todo el mundo porque le tienen que quitar la matrícula. Ni siquiera el RCP manual que le hizo estuvo bien hecho".
Al mismo tiempo, aclaró que "la culpa no es de la terapista quizás, la culpa es del que la recibió. Pero hay falencias. Como que ni le sacaron los collares ni los anillos, y si vos usas un buen desfibrilador sabes bien que tenes que sacar todo lo que es metal. Entonces hay que ver si hay un desfibrilador o si se lo hicieron mal".
Después de conocerse la noticia, otros familiares, empleados de la firma así como directivos, se hicieron presentes en el lugar. A medida que transcurrían los minutos el clima, además de comprensiblemente angustiante, también era de indignación, por lo que hubo unos cuantos reclamos al personal allí presente, que no pasaron a mayores si bien incluyeron rotura de vidrios (por parte del hermano de Daniela) que derivaron en que desde la clínica se llame a la policía y tres patrulleros se hicieran presentes en el sitio.
"Cuando llega la policía la gente de FADI les comentó lo que había pasado. Entonces justo el comisario nos explicó que el lunes había pasado lo mismo y que estemos tranquilos que íbamos a hacer una denuncia. Yo sé lo que pasó y la única manera de probar lo que pasó era una autopsia porque la morgue judicial nos decía que iba a estar 5 dias ahí", reveló la mujer.
Sobre la marcha
Con todo esto, y llevando bien en alto un pedido de justicia, es que familiares de Sandra Quinteros y de Juan José Khun se manifestarán frente al centro sanitario, ubicado en Avenida España Nº352, este viernes a partir de las 15.30 hs.
"Los esperamos a todos y si pueden llevar una vela en memoria de nuestros familiares y de otros familiares, porque sé que ha habido muchos casos más", comentó Daniela, quien remarcó que su mamá "era la mejor persona que te podías cruzar. Sin ir más lejos, en el velatorio desfiló gente las 6 horas que la velamos. A todo aquel que la conoció, le pedimos que se acerque mañana".
Para finalizar, consultadas cada una sobre qué le dirían a las autoridades de la clínica, Daniela López fue tajante: "que tienen que cambiar todo el personal, y tienen que tener un desfibrilador. No pueden tener un shock room vacío. Ese es el cuartito de la muerte literalmente. No puede ser que no valoren la persona, no somos un número más. Se supone que si vas a una clínica privada es porque podes económicamente, porque tenes una obra social o porque realmente tenes un problema de salud muy grande. Entonces directamente o cerrá la clínica o cambiá el personal".
"Primero me gustaría que se intervenga la clínica desde el punto de vista legal, porque nosotros teníamos muy malas referencias de la clínica. El mismo camillero cuando llegó mi suegro nos dijo 'espero que tengan suerte, la verdad los compadezco'. O sea que no tenemos otra opción de ir a otra clínica, y especialmente los jubilados son rehenes", concluyó en el mismo sentido Karina Romero.