"Inquebrantables": "mi hijo se escapó porque dijo que no estaba preparado para tanta crueldad"
A través de un crudo testimonio en Contame La Posta, Elsa Gómez, madre de un paciente que estuvo internado en "Inquebrantables II" de Ruta 24, se refirió al horror que le aseguró haber vivido el joven durante su estadía. Reveló que "les daban comida podrida", "había más de 50 chicos internados", y que Guillermo, el director, "les ponía tangas o pepinos en la boca a los menores"
Los procedimientos que se desarrollaron en la jornada del martes 27 de agosto en los tres domicilios de nuestro distrito donde funcionaban las comunidades terapéuticas "Inquebrantables" fueron, sin duda alguna, el tema de la semana. Hubo muchísima repercusión en General Rodríguez, pero también a nivel provincial y hasta nacional.
Pero para empezar a detallar qué era lo que sucedía en estos centros de rehabilitación puertas adentro, qué mejor que los testimonios de los propios internados y/o de sus familiares más directos. Como el caso de Elsa Gómez, mamá de un paciente, que dialogó en exclusiva con Contame La Posta este jueves por la noche para exponer en parte lo que pasaba allí.
"Yo me entero ayer (por el miércoles) de todo lo que había pasado el martes por la mañana, en verdad porque mi hijo ya no estaba ahí, ya que se escapó el 23 de julio. Él ya estaba en un rango alto dentro de la comunidad y lo habían mandado con otro compañero a pedir pan para el desayuno, y entonces se vinieron para casa", explicó.
El hijo de Elsa, de 25 años, estuvo internado en la sede de Ruta 24 Nº185 (en la zona del cruce Las Latas) desde el 6 de enero hasta el 23 de julio.
-¿Cómo era esto de los rangos, cómo funcionaba?
-Ellos cuando entraban eran residentes y después iban subiendo de rango, así como 12 rangos que iban subiendo si hacían caso o según su comportamiento. Por lo que me contó mi hijo, cuando llegó a un rango alto, tenían que castigar a los de rango más bajo. Los ahogaban, les pegaban, un desastre, un horror. Y si se negaban a hacerlo, les pegaban a ellos.
"En el día a día la comida era un desastre, le daban comida podrida, como ser carne, pollo, salchichas. Todo podrido eso. Vivían comiendo fideos, y hay un papá que les llevaba mercadería pero nunca llegaba a las manos de ellos porque se la agarraba el señor Guillermo para llevarla a su casa", señaló.
-¿Quién es Guillermo?
-El director junto con su mujer Valeria. Ellos estaban constantemente pero más que nada aparecían los días de visita. Por lo que me contó mi hijo este señor Guillermo iba a veces solo a verduguear a los chicos, había muchos menores del Interior.
"Mi hijo me decía que no era lo mismo que en otros centros de adicción, no hacían nada sobre lo que es adicción, porque él estuvo internado en otros centros. Solamente estaba la señorita Mónica que supuestamente era psicóloga y me enteré por otras personas que nunca fue psicóloga", indicó.
-¿Cuánto te cobraban por mes para que tu hijo estuviera internado allí?
-Yo el último mes estaba pagando 200 mil pesos. Mientras, los mandaban a pedir a la calle, a los comercios, a unas panaderías de ahí cerca para pedir pan para el desayuno o la merienda.
"Mi hijo vino diciéndome que él no estaba preparado para tanta crueldad", subrayó la mujer respecto al porqué su hijo terminó escapándose. "Yo no crié a mi hijo para que esté ahogando ni golpeando a otro chico. De eso no se trata la recuperación".
En cuanto a lo estrictamente judicial, Elsa refirió que "yo iba a ir a denunciar pero hablando con un papá que también sacó a su hijo me dijo que ni me moleste porque creía que estaban arreglados con la policía de General Rodríguez. En cada casa había más de 50 chicos internados me dijo, y era imposible que no sepan. Eso fue lo que me detuvo a mí, aparte de que mi hijo llegó intacto a casa sin un golpe ni nada porque él hacía las cosas bien para no pasar por nada de eso".
-¿Cómo llegaron ustedes a esta comunidad?
-Yo vivo en Villa Celina, zona Oeste. Y conocí este lugar por una mamá que tenía a su hijo internado, y me dijo que llamara porque lo iban a buscar. Porque mi hijo en ese momento estaba con un consumo de 24 horas.
"Yo no fui a dejarlo ahí, a mi hijo lo vinieron a buscar cuando decidí internarlo. Eran cuatro personas que vinieron a buscarlo a casa y me cobraron el traslado. Yo lo pude ver recién a los 21 días, y como mamá, que todos conocemos bien a nuestros hijos, lo veía mejor porque no se estaba drogando. Pero en sus ojos veía en cada visita que en cada momento quería decirme algo, el tema es que en cada visita siempre había alguna persona al lado. No teníamos privacidad", añadió.
Pero, en la última visita que tuvo al lugar, "me dio a entender lo que pasaba. Porque al tener un rango alto esa visita había sido con la familia y él solo. Ese día me vine muy mal a mi casa. Eso fue un día domingo. Los días lunes había reunión de familias en un club de Loma Hermosa y al día siguiente a las 6 de la mañana apareció en casa".
Elsa aseguró que después se encargó de "llamar a otros papás comentándoles lo que estaba pasando ahí adentro, porque no era justo para los otros chicos. Hay gente que me creyó y los fue a retirar, y otros que no porque estaba ciega con esta gente basura".
-Algunos testimonios llegaron a mencionar que los drogaron o inyectaron, ¿él te mencionó eso?
-Yo en realidad tenía entendido que había chicos que sí los tenían medicados supuestamente por un psiquiatra que nunca conocí. En las reuniones de familia la señorita Valeria era la que hacía las recetas y estaban selladas por ese psiquiatra.
En otro tramo de su testimonio en el streaming de La Posta Noticias, la mujer destacó que había menores conviviendo en el mismo espacio que los mayores: "dormían en las mismas habitaciones. Eran camas cuchetas de una arriba de la otra", aunque lo que verdaderamente le llamó la atención "fueron las barbaridades que el director Guillermo les hacía a los chicos siendo menores. Les ponía tanga, los hacía bailar para él, los sentaba en su pierna, les ponía pepinos en la boca".
Como si el horror no fuera suficiente, aseveró que "a los chicos los obligaban a sonreír. Cada casa tenía su grupo de Whatsapp de padres y nos mandaban fotos obligándolos a sonreír. Porque si no sonreían les sacaban beneficios como ser los cigarrillos, no los dejaban salir al patio o no tenían visitas".
Por último, Elsa afirmó que conocía de la existencia de los otros centros "porque mi hijo, al ser mayor, iba a hacer apoyo a las otras casas. Los de más tiempo internados hacían de operadores de las otras casas".
El hijo de Elsa Gómez estuvo internado en la comunidad de Inquebrantables 2, ubicada en Ruta 24, pero ya había estado anteriormente en la comunidad Valientes (foto), que en febrero de 2023 fuera allanada por la Policía Federal en el barrio La Ermita. En la sede rodriguense de la Asociación Civil para rehabilitación de personas con adicciones, se rescataron a 28 adictos. Mientras que en la de La Reja en Moreno, otros 87.
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"No eran todas las mismas personas, pero Guillermo, Mónica y Valeria ya habían estado en Valientes", cerró.