Sociedad 11 NOV 2024

La angustia de un vecino por otro reclamo contra el Cementerio: "Podés llevarte un ataúd, nadie controla nada"

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Leopoldo Miguel Díaz (74) denunció en la Comisaría 1° el pasado 31 de octubre que autores ignorados robaron piezas en la bóveda donde tiene a sus familiares. Su enojo por la nula respuesta de las autoridades.

"Este periplo comenzó hace casi dos años cuando compramos, debido a la cantidad de personas fallecidas en nuestra familia, una bóveda y ahí pudimos poner todos nuestros fallecidos. Todos nuestros amores, nuestros afectos. Ellos tenían una cantidad de placas en sus nichos que las pusimos en la pared de la bóveda. El año pasado nos robaron la jardinera, flores frescas y adentro quedan flores artificiales o de tela. Hablé con un tal Mauro, encargado del cementerio, que dijo que vándalos venían de afuera. Yo creo que un vándalo se lleva una placa, no se lleva todo de una vez. La semana pasada fui a visitar a nuestros fallecidos, que tengo a mi padre, mi madre, mi hermana, una sobrina, mis suegros, mi ex cuñado y mi abuela. Llegamos y encontramos que el candado no era, había otro distinto puesto. Como es una bóveda antigua, además de que no se vea a través de los vidrios pusimos una cortina. Uno cuando va, limpia, abre las puertas, y se suele ver si uno pasa lo que hay adentro. Fui a ver al encargado, él rompió el candado y la cerradura estaba rota y al entrar, faltaba dos jardineras de bronce, y candelabros, todos de bronce. Se llevaron cinco de esas piezas antiguas", comenzó Leopoldo.

Y agregó: "Uno busca algo seguro y la bóveda no está ni a cien metros de la puerta del cementerio. Todo el ruido que pudieron haber hecho rompiendo el candado y forzando las puertas se pudo haber escuchado desde la entrada, tanto de día como de noche. La gente que hizo esto es gente que sabe. Guadalupe Udaeta me dijo que no podía ser, que habían existido varios problemas y vimos también que las cámaras estaban medio corridas, no quieren darlas. Después de esto apareció el señor Carlos Obregón, del Corralón Municipal. Esto me tiene molesto, no sólo me pasa a mí. Si le pasa a tantos, ¿por qué sigue pasando? Luego apareció el señor Luciano Larralde, jefe de Gabinete, que me decía que tenía que hacer la denuncia. Yo le dije que la voy a hacer, pero que ya había hecho una antes y nunca pasó nada. Yo no sé si le dan bolilla o la cajonean. Larralde colocó luego una cerradura. Pero me enojó que me diga todo lo que yo tenía que hacer ¿y qué van a hacer ellos con todo esto?".

Además, reclamó: "Yo me pienso mover en todo esto, porque toca la fibra íntima. Es terrible. Es una violación al templo de nuestros seres queridos. Si manejás un cementerio, tenés que ser idóneo. Si uno no está capacitado para tener este trabajo, búsquese otro. Te miran con caras lastimosas y no entendés por qué lo hacen. Hay una connivencia con la gente del cementerio. ¿Cómo puede pasar esto sino? El primer reclamo que hice lo hice de mi puño y letra. Cambia mucho la gente que trabaja en el cementerio, ya no los conozco. Yo voy desde el 2003 al Cementerio. De los vivos se ocupa poca gente, pero de los muertos no se ocupa nadie. Había piezas que le di un baño de zinc plateado para que no revele que es bronce, para que no los robaran".

Por último, cerró: "La parte edilicia del Cementerio es una lágrima. Se me cayeron las lágrimas por la falta de respeto, por la poca empatía del personal. La gente a la que le pasó algo como esto, que alce la voz, me han contado cosas tremendas. El cementerio está desatendido: veo mucha gente en la oficina y otras veces que hemos entrado que no había nadie que caminara por el cementerio. Ves gente con una escalera, o llevando otras cosas, pero nadie que controle qué está haciendo cada uno. Uno puede entrar y llevarse un ataúd que nadie va a decir nada. El cementerio es tierra de nadie".