Dos vecinas de General Rodríguez se presentaron en los estudios de La Posta TV y expusieron dos graves acusaciones contra el conocido oftalmólogo local y ex director del Hospital Oftalmológico Municipal. "Me estropeó la vida", dijo una de ellas. Mala praxis e irregularidades con los cobros, las más salientes de las acusaciones.
El doctor Federico Travani fue noticia este año por distintas situaciones llamativas e irregulares. Primero, en abril, el periodista Raúl Nieto expuso que acompañó a su madre a hacerse atender por el médico y vio que este derivaba a muchos pacientes a continuar sus tratamientos en su centro privado, donde muchos jubilados terminaban hacinados en una pequeña sala de espera y, además, dejó abierto el interrogante sobre quién cobraba la atención allí.
Unos meses después, la concejal oficialista Silvia Figueiras presentó un proyecto para hacer un convenio entre el Municipio y el doctor Travani, para que este le ceda su equipamiento de oftalmología, muy costoso por cierto. Sin embargo, había una duda: ¿no era ya el médico el director del Hospital Oftalmológico? No, sucede que un mes antes, había presentado su renuncia. Es decir que durante ese tiempo, no sólo el Municipio no comunicó esta novedad sino que tampoco informó quién quedaba a cargo del hospital.
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El intendente Mauro García contó en el programa Sin Matices de Radio La Farfala, que él echó a Travani para evitar "confusiones" respecto de las atenciones del Hospital Ofalmológico y los pacientes que luego continuaban siendo atendidos en sus consultorios privados. Sin embargo, Travani le dijo a La Posta que había renunciado para que se pudiera hacer el convenio de cesión de equipamiento. Dudas y más dudas en torno a esta situación.
Graves acusaciones y Federico Travani otra vez en la mira
En el estudio de La Posta TV se presentaron Silvia Guevara y Alicia Solla con crudos relatos y fuertes acusaciones contra el reconocido oftalmólogo. Silvia es la esposa de Rubén Piancino, un hombre que tenía que hacerse un fondo de ojos y fue al consultorio de Travani. "Era ponerle una gotita para dilatarlo, ponerlo en un aparatito y ya está. Pero el doctor le dijo que tenía el lente un poco sucio y que lo iba a atender. Mi marido le dijo que él veía bien, que no pasaba nada e incluso le leyó unas letras de la pizarra, pero insistió el doctor y le dijo que iba a ver mejor. Lo puso en un aparato y le hacía como disparos con una luz roja. Mi marido le decía que le quemaba y el ardía, que lo estaba matando y no aguantaba más, hizo la cabeza para atrás. Él le decía que faltaba, que ya terminaban y le abría el ojo con los dedos. Lo forzó pese a que él no daba más del dolor", contó.
Y agregó: "En un momento le dijo que ya estaba, que le lleve el papel a sus secretaria y no le importó como estaba, como se sentía. Mi marido llegó a mi casa como pudo, comió y se acostó. Tenía los ojos rojos, se ponía hielo y en la madrugada se despertaba, sentía como que se le iba a reventar el globo ocular. Fuimos a la mañana siguiente y el doctor lo miró y le dijo que le hizo alergia las gotitas para dilatar y le dio un gel para que se ponga, nada más, no nos dijo nada más, no nos avisó de nada. A la mañana siguiente ya no le dolía tanto pero veía nublado".
Silvia, que además contó que pagaron alrededor de $30.000 la atención de Travani, relató que "fuimos a otro oftalmólogo que le dijo que los disparos del láser le había quemado la córnea. Nos dijo que con paciencia se va a recuperar, ahora está bastante mejor gracias a Dios. Hicimos un descargo en Facebook. El domingo Travani nos llamó por teléfono y quiso pedir disculpas. Lo único que quiero es que la gente sepa, para que después vea si decide atenderse o no con él. Nosotros somos gente grande y lo que él dice lo acpetábamos, pero nos trató como una factura, sólo quiere cobrar. Lo largó como si fuera un perro. Mi marido veía perfecto antes de atenderse con él".
El caso de Alicia ocurrió hace dos años. Tenía que hacerse una cirugía por cataratas y utilizó un dinero ahorrado para hacérsela con Travani, quien le cobró en dólares. Las cosas salieron muy mal y tras una fuerte depresión, en septiembre de este año le envió una carta documento. "En los últimos años estuve tratando de que me de una respuesta. A él lo único que le importa es llenarse el bolsillo, los viejos le importamos nada", arrancó sentenciando.
Relató que "toda mi vida me dediqué a la costura, tuve 25 años acá en General Rodríguez con negocio y los últimos 23 años en Castelar. Hago trabajos de especialización, me conoce mucha gente. Tengo que reconocer que Travani me envolvió, su carisma, su delicadeza... Me dijo que el lente de PAMI servía pero necesitaba otra lente más cara, que no me cubría PAMI y me las cobraba aparte, para resolver por completo mi problema de cataratas. Yo necesitaba precisión en mi vista para la costura y porque toda la vida siempre mi hobby fue leer. Ese mismo momento me sentó, me puso dos gotitas. Me dijo que vaya en unos días y me operaba. Cuando me operó el primer ojo en el Hospital Oftalmológico, sin siquiera haberme hecho un prequirúrgico (que yo me enteré después que tenía que hacerlo), pasaron varios días y veía todo nublado. Se lo dije, pero me comentó que a lo mejor me había operado el ojo Alfa y hasta no operar el otro no iba a ver normal. Pero todo empeoró cuando operó el otro ojo, estuve con dolor todos los días. Cuando se me pasó, quedé con miopía en un ojo y astigmatismo en el otro".
Y agregó: "Yo tengo una lente puesta. Y tengo cuatro anteojos, para mirar de cerca, de lejos, para coser y otro para protegerme de la luz y el aire que me lastima. Hace dos años que estoy con esto, tuve una depresión muy grande. El me mandó a una doctora para ver qué me había pasado, me mandó a hacer una tomografía en la cabeza para ver si tenía un coagulito en la cabeza, todos los profesionales donde me mandó me hacían sentir como que el problema era mío, no de lo que me había hecho él".
Además, explicó que "yo pasé un año sin trabajar. Retomé porque tengo cosas que pagar. Cuando fui a PAMI a autorizar los estudios que me había hecho esta doctora donde me derivó él figuraba que tenía un montón de estudios hechos, no sé por qué si yo nunca me los hice. Es un misterio. En el Municipio fui, me hicieron esperar tres días, me dijeron de hacer una reunión en el Hospital Oftalmológico y cuando fui no había nadie de ellos más que Travani, que otra vez me dijo que me iba a derivar a otro médico y así. El último al que me mandó, me vio tan mal, que me dijo la verdad: que tenía astigmatismo en un ojo y miopía en el otro, el cerebro tiene que hacer un esfuerzo muy grande".
Reconoció que "un poco te vas adaptando, pero demanda esfuerzo: tengo que ver televisión en la luz del día, para que no me afecte el impacto de la luz de la tele. Para coser hago algunas cosas, las que no puedo derivar porque son cosas de mucha precisión que nadie más que yo puede hacer. Para hacer esas terminaciones, yo me pongo un lente de aumento sobre la lente que ya tengo en los ojos. ¿Cuánto tiempo aguanta la cabeza de uno mirando así?".
Dijo también que "yo pensé en hacerme un cambio de lentes pero ningún profesional quiere arreglar la macana que se mandó otro y además de salir caro, tenés que firmar un consentimiento de que si perdés el ojo te jodés. Cuando le mandé la carta documento a Travani me llamó y me dijo 'para qué vamos a llegar a esa instancia si podemos arreglar entre nosotros'. El me ha llegado a decir sarcásticamente, 'y bueno, es hora de que dejes de trabjar'. ¿Cómo me va a decir a mí eso si no sabe las deudas y problemas que yo tengo? No contestó mi carta documento".
Por último, cerró: "Primero no quiero que le pase más a nadie esto. Mi vida es un calvario, me tengo que poner un lente si tengo que enhebrar una aguja, otro si salgo afuera por el sol, otro para leer, otro para ver de lejos... Este hombre se aprovecha del desgaste, te hace tener un desgaste emocional, apuesta a hacerte perder el tiempo y ahí perdés los tiempos procesales. No quiero que siga haciendo lo que me hizo a mí. Conozco gente que se atendió con él y cuando vio lo que me pasó quedó sorprendida. Le cobra a unos $20.000, a otros $30.000, cobra según la cara. Y yo no sé si me puso el lente que el me dijo que me puso, ahora desconfío. No puedo comprobarlo. Si no tuviera un respaldo de otro lado, este tipo no podría hacer lo que hace. No me merezco terminar los últimos años de mi vida así".