La medida fue anunciada por el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, a cargo de Federico Sturzenegger, y se hizo efectiva mediante la publicación del Decreto 1/2025. La actividad estaba prohibida desde 2009 y ahora se podrá comercializar al exterior los residuos metálicos.
El decreto firmado por el presidente Javier Milei fijó los nuevos lineamientos para la importación y exportación de residuos no peligrosos que hayan sido sometidos a una operación de valorización y detalla que la chatarra podrá ser utilizado como insumo en el Territorio Nacional, el Área Aduanera Especial y las Zonas Francas, incluidos sus espacios aéreos y marítimos.
Desde Nación explicaron que "bajo el sistema anterior, el Ministerio de Economía recibía las solicitudes de importación y evaluaba su necesidad y pertinencia de acuerdo con los requerimientos del mercado interno y las condiciones de oferta nacional. Esta práctica paternalista e intervencionista no permitía la interacción espontánea de la oferta y demanda e implica burocracia, costos innecesarios y oportunidades para corrupción, que encarecía insumos para la industria y sobredimensiona el tamaño del estado. El objetivo de esta prohibición era pisar el precio local, favoreciendo a pocos empresarios en detrimento de la mayoría de las pymes. Además, la Subsecretaría de Ambiente evaluaba la condición de residuo no peligroso valorizado y otorgaba la autorización de importación. En la doble intervención de Economía y Ambiente se perdían meses en un proceso altamente burocrático, aún si los bienes importados eran insumos con normas técnicas que se comercian en todo el mundo sin problema".
Y agregaron que "bajo el nuevo sistema, bastará con acreditar que los residuos cuentan con la norma técnica para tener aprobada la importación. Caso contrario, la Subsecretaría de Ambiente llevará a cabo las evaluaciones necesarias para garantizar que no se estén importando residuos para disposición final. Este cambio abaratará insumos para la industria y reducirá la intervención del Estado en el comercio de bienes que no presentan ningún riesgo ambiental. Para garantizar que no se estén incumpliendo los tratados internacionales de movimientos transfronterizos de residuos, se formaliza la exportación mediante una declaración jurada, con fiscalización ex post, a cargo de la Subsecretaría de Ambiente. Alineando los precios locales con los internacionales, se incentiva la recolección de dichos residuos, no solo aumentarán las exportaciones sino también que bajarán los precios locales".
Críticas a la medida
Según estudios, la chatarra representa el 30% del total del proceso productivo en la mayoría de la industria siderúrgica nacional. Además, especialistas remarcan que su uso permite generar 200 veces menos emisiones de dióxido de carbono en comparación con la producción a partir de minerales vírgenes.
“En Argentina consumimos mineral de hierro, generalmente traído de Brasil, y chatarra como carga metálica local. Hoy, en todo el mundo se están implementando medidas para promover el consumo de chatarra”. Con este objetivo, precisan que muchos países que han sido tradicionalmente exportadores de su chatarra local, han empezado a cambiar e implementar barreras y restricciones para la exportación de chatarra y así promover el consumo interno.
"En ese contexto de descarbonización de la industria siderúrgica es fundamental preservar en el plano local el consumo de chatarra. Si nosotros fuésemos un país que genera más chatarra de la que consume, la exportación no tendría ningún problema, pero justamente generamos menos de lo que consumimos", expresaron voces de la industria. Y señalaron que "si se incentiva o fomenta la exportación, la falta de chatarra se va a compensar con más mineral de hierro que genera mayor consumo y mayores emisiones de Dióxido de Carbono″, lo que sostienen que también puede perjudicar la balanza comercial, porque “lo que puedas ganar por la exportación de chatarra lo vas a perder, y con creces, con mineral importado de afuera".