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Cómo fue el reconocimiento al Dr. Roberto Moya, una eminencia del Hospital Vicente López
El reconocido neurocirujano del nosocomio provincial durante décadas se jubiló y fue distinguido en el Concejo Deliberante de Gral Rodríguez, en una ceremonia donde estuvieron autoridades municipales, colegas suyos, y también familiares y amigos
Sin dudas alguien que ha contribuido con la salud en General Rodríguez es el Dr. Roberto Arturo Moya, a esta altura puede decirse que una eminencia del Hospital Vicente López y Planes, donde se desempeñó durante décadas siendo Jefe de Neurocirugía y un gran sostén del servicio.
El reconocido profesional técnicamente se jubiló (aunque ya adelantó que igualmente seguirá trabajando y aportando lo suyo) y por eso hubo una emotiva ceremonia en el Concejo Deliberante donde asistieron autoridades municipales como el intendente Mauro García y el presidente del HCD Manuel Anigstein, hasta distintos profesionales no solo del nosocomio local sino de la región y, obviamente, sus seres queridos.
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En declaraciones a La Posta Noticias, que fueron replicadas en el último programa de Contame La Posta, el homenajeado dijo que "desde el año 1992 que estoy en el hospital y todos los pacientes fueron una cosa milagrosa, porque aún en los casos más difíciles entraba en quirófano, resolvíamos y finalmente salía todo bien aunque estaba todo en contra".
Luego evocó uno de los más lindos recuerdos: "un peón de estancia que llegó cuadripléjico y volvió tres meses después a hacernos un asado caminando y con el facón". Aunque también los hubo tristes: "cada médico tiene en su mochila un montón de cadáveres que marchan atrás de él. Yo me acuerdo especialmente de una chiquita de Jáuregui con un tumor producto de una malformación cerebral, que operamos cuatro veces y al final murió. Ese fue el recuerdo más amargo de todos. Pero eso me enseñó mucho, y leí un montón sobre la técnica y el caso".
"De lo que más aprendés es de los errores. De los aciertos nadie cuenta. Pero los errores son lo que más enseña", agregó.
El Servicio de Neurocirugía actualmente está integrado por "más de 20 personas y se pueden quedar tranquilos los rodriguenses", aseveró. No obstante hizo un pedido público: "necesitamos tecnología. Porque cuando yo me recibí de neurocirujando estábamos 3 años atrás de Estados Unidos, hoy estamos 30 años detrás".
A la hora de hablar sobre cómo hizo para sostener el servicio y hacerlo crecer, sostuvo: "yo vengo del Hospital Militar Central y había médicos del Militar Central que ya estaban trabajando. Yo me sumé a ellos y tiempo después me dediqué a este hospital full time. Lo hice con esfuerzo, con dedicación y con mucho trabajo".
Para concluir, el Dr. Moya soltó: "sigo trabajando después de hoy, porque no me voy a jubilar. Yo considero la jubilación un beneficio social pero no corre para mí. Yo tengo que aprovechar al máximo mi capacidad y mi conocimiento para dar todo lo que puedo dar hasta el último momento. Voy a seguir dando vueltas por los pasillos del hospital".
"Deja la vara muy alta"
Uno de los médicos de su época con quien compartió mucho es Darío Aizenscher, cirujano durante varios años del Hospital Vicente López y actualmente coordinador del Sistema Integrado de Emergencias (SIES) de la Región Séptima, que recordó: "con Arturo empezamos en el '93 juntos de guardia los sábados. Estábamos solos y nos ayudábamos mutuamente. En esa época el hospital tenía un alto índice de accidentes de tránsito y era muy frecuente tener que operar juntos. Primero la cabeza, después el tórax, entonces nos ayudábamos entre los dos. Era un trabajo a mucho pulmón porque no era fácil, no teníamos tantos medios, pero así y todo fue muy lindo".
"Moya ha sido un baluarte en el hospital. Él prácticamente creó la residencia en Neurocirugía, luchando todo el tiempo solo. Es encomiable lo que ha logrado tanto en la residencia como en el servicio del hospital. No hace falta agregar mucho más de las virtudes de Arturo como médico que todos las conocen, pero sí como ser humano que es una persona inmensa que ha dejado toda su vida por la salud pública", manifestó.
A su vez, expresó que el área de Neurocirugía con todos los profesionales que la componen en la actualidad "sin dudas tiene su marca. Mirá cuántos residentes tenemos acá. Eso lo empezó Moya y lo construyó él. Yo lo vi porque éramos compañeros, fui cómplice y compinche de todo lo que él hizo para lograr una residencia que sea requerida y buscada".
El Dr. Aizenscher indicó que en General Rodríguez "está muy valorado todo lo que ha hecho. Pasa que Arturo deja la vara muy alta. Hay que ver quien siga, que tenga la valía y la humanidad como para poder conducir un proceso de tantos años como lo hizo él".
Por último, a la hora de analizar la situación actual del Hospital Vicente López en el contexto del país y de la provincia, definió que "estamos viviendo un momento muy complicado. La Provincia y cada uno de los Municipios están haciendo esfuerzos titánicos por sostener una demanda en salud cada vez más acuciante y numerosa. Hay infinidad de personas que están perdiendo su trabajo, perdiendo su obra social, y recaen inexorablemente en el sistema público que es la última red que tiene el ciudadano para resolver sus temas".
"Busco aplicar sus enseñanzas"
Otro de los que brindó su testimonio es el Dr. Juan Ignacio Paleo, quien quedó como Jefe de Sala (debajo de la Jefa de Servicio que es la Dra. Natalia Canás) en lugar del Dr. Moya. Una enorme responsabilidad a cargo de uno de los profesionales que preparó el reconocido neurocirujano: "estoy cumpliendo la función de Jefe de Sala con todo el legado de Moya, que formó innumerable cantidad de profesionales desde nuestro hospital y que hoy están repartidos por toda la zona Oeste cumpliendo funciones como referentes", dijo.
El Dr. Paleo, oriundo de La Plata, ingresó al Vicente López en el año 2009: "vine a General Rodríguez que no sabía ni donde quedaba. Me encontré con el hospital, empecé a averiguar, empecé a conocer la grandeza de Moya, que lo conocían todos y por el cual derivaban pacientes de otros lados para General Rodríguez, me encontré con una de las salas de neurocirugía más grandes de la Provincia con 25 camas, y me fui metiendo en el mundo de la neurocirugía de la mano del Dr. Moya que siempre trató de igual a igual tanto a los residentes como a los colegas de su edad".
En cuanto a las diferencias del servicio gracias a lo que han sido el estilo y los aportes de Moya, destacó la "simpleza y el trato humano que tiene con cualquier persona, sin distinguir rangos ni trayectorias, sea con residentes, con enfermeros o hasta con pacientes. Es un tipo genuino, sincero y muy humano a la hora de tratar".
"Era muy hábil en todo lo que sea la patología vascular, la aneurisma... en toda su jefatura hubo derivaciones de pacientes con patologías vasculares de toda la provincia de Buenos Aires que en otros lados no se podían resolver y los traían acá. Siempre nos dio el ejemplo de ir para adelante, hacer y solucionar los problemas", afirmó.
El profesional comentó que, hoy por hoy, entre accidentados, gente con problemas de salud y derivaciones, atienden de consultorio "entre 90 a 100 pacientes por semana" y que de cirugías programadas hay al menos "3 por semana como mínimo. Estamos con una actividad intensa". Y definió algo que caracteriza al Hospital Vicente López: "éste siempre fue un hospital de mucha derivación de todos los hospitales de alrededores. Al menos desde que yo entré ya lo venían haciendo", con referencia a pacientes que llegan de distritos como Moreno, Merlo, Luján y Las Heras.
-¿Qué es lo que más ha crecido en los últimos años?
-La patología traumática es muy frecuente, también la patología de los traumas de columna, la patología tumoral, que nos derivan bastante. Eso creo que es lo que más tenemos en el último tiempo.
"La neurocirugía es una especialidad ultra compleja en la que siempre necesitas aparatos que cuanto más complejos sean en el quirófano, mejor te va a ir. Nosotros estamos usando microscopios viejos, que tienen 30 ó 40 años, que sirven pero no son los ideales", ejemplificó acerca del equipamiento que tiene el hospital y el que necesita idealmente: "siempre faltan cosas y siempre que se pueda sumar material quirúrgico para mejorar la prestación, bienvenido sea".
Para finalizar, contó que "en realidad ya veníamos hablando y uno se va preparando de a poco" para la sucesión del Dr. Moya, pero "como Jefe de Sala busco aplicar las enseñanzas de Moya y tratar de brindar lo mejor".