
Juan Manuel Varas es un rodriguense que recientemente fichó como DT por un club histórico del básquet argentino como Regatas (Corrientes). Formado en el club Alem, repasó su rica trayectoria en este deporte, comentó sus expectativas ante este enorme paso en su carrera y, obviamente, no se olvidó de sus raíces en nuestra ciudad. De todo eso y más habló en el último capítulo de Contame La Posta
Puede decirse que Juan Manuel Varas se convirtió en otro gran exponente del deporte rodriguense. Porque a sus 39 años, le llegó la oportunidad de ser el entrenador principal de Regatas de Corrientes, una de las instituciones históricas del básquetbol argentino que no está pasando su mejor momento, como tantas otras. Lo cierto es que este vecino de nuestra ciudad formado en Leandro N. Alem, dijo presente en la última edición de Contame La Posta en una imperdible entrevista que combinó pasado, presente y futuro.
En primer lugar, haciendo hincapié en su trayectoria como jugador y como entrenador, hay un detalle que no debe pasarse por alto y es que debió retirarse de la actividad a muy temprana edad: "lamentablemente por un problema de hipertiroidismo tuve que dejar la práctica profesional a los 24-25 años en un chequeo previo a una Liga Nacional B. Así que hubo un momento de mi vida donde tuve que decidir entre mi cuidado personal y el deporte que tanto amo, y es ahí que comencé mi experiencia como entrenador. Es algo que uno nunca esperaba pero que por suerte al día de la fecha sigo ligado al deporte que tanto me gusta, de esa manera", deslizó.
Acerca de cómo fue el momento en el que le diagnosticaron esa condición y la imposibilidad de seguir jugando, describió que "yo terminé un torneo en River, que un domingo perdí la final, y al otro día tenía que presentarme en el club Tomás de Rocamora de Concepción del Uruguay. Cuando hicimos los chequeos previos a la competencia surgió una anomalía cardíaca, empezamos a prestarle atención y se diagnosticó un hipertiroidismo, que lamentablemente a la cura inmediata que me dieron como alternativa no reaccioné. Después de eso tuve que tomar una decisión de vida ya que el riesgo era poder llegar a tener una complicación cardíaca en la práctica deportiva profesional. Ese fue el límite".
Varas recordó que "me fui de General Rodríguez cuando terminé la Secundaria, hice toda la Secundaria en el Instituto San José", y dejó en claro que "todavía tengo a mi madre viviendo ahí. Es el lugar de reunión familiar donde me puedo encontrar con mis hermanos y familia pero desde que terminé la Secundaria no volví más. Anduve recorriendo todo el país desde 2006, 2007. Aunque toda mi infancia y adolescencia la viví como un rodriguense más".
Con pasos como jugador por River, por Ferro, por La Alianza Básquet de El Dorado (Misiones), por Tomás Rocamora de Concepción del Uruguay, por Racing de Gualeguaychú, fue justamente cuando estaba en Rocamora que le detectaron esa afección y pasó a desarrollarse como entrenador, primero infantil: "cuando surge esa situación el club me tendió una mano porque veían en mí que podía ayudar a la estructura, que tenía vocación para dejar un legado a los chicos y dentro de esa institución hice todas las categorías. Comencé con los más chiquitos y terminé siendo durante 6 años el entrenador del equipo profesional del club", indicó.
Luego le llegó su gran oportunidad en Argentino de Junín, ya en la Liga Nacional: "ahí se da el salto, un salto importante, se me cumplió un sueño de la infancia que era poder dirigir en el máximo nivel nacional. Ese paso a Junín te diría que fue lo que me hizo recibir como jugador profesional", añadió.
Actualmente radicado en Concepción del Uruguay junto a su mujer y sus hijos, afirmó que a la hora de ir a dirigir a otro lado se mueve solo: "lo que me permite hoy estar en Corrientes es tener una cercanía mucho más fluida que por ejemplo la que tuve en los últimos dos años en Comodoro Rivadavia, Chubut, que por una cuestión de distancia lógica no me permitía tener un contacto tan directo y físico. A Gimnasia de Comodoro le estoy eternamente agradecido pero a nivel familiar no me llenaba, entonces cuando surgió esto de Corrientes lo vi como una oportunidad", aseveró.
Con relación a su presente en Regatas de Corrientes, destacó sentirse afortunado de dirigir en "una institución histórica dentro de lo que es la Liga Nacional, con muchos deseos de ser protagonista. Somos solamente 20 entrenadores dirigiendo en la Liga Nacional, entonces le dieron un espacio a un chico relativamente nuevo en lo que es la Liga Nacional. Poder asentarme, poder tener un equipo que me represente en la idea, poder ayudar al club a que crezca, no solo deportivamente en lo profesional, es todo un desafío. Es una carrera difícil ser entrenador en Argentina", y analizó el contexto del básquet argentino con varios clubes de los considerados históricos (Atenas, Peñarol y Quilmes de Mar del Plata, Obras, el mismo Regatas) venidos a menos en los últimos tiempos: "el básquet no sale de la realidad económica del país. En épocas anteriores se traía un extranjero que valía cinco, hoy se trae un extranjero que vale uno, y eso se ve en el estilo de juego. Aunque hay algo que es la marca registrada de la Liga Nacional que es la competitividad, Instituto (Córdoba) viene en pleno crecimiento, Boca juega a cancha llena todos los partidos, Quimsa de Santiago del Estero hace grandes apuestas y es el último campeón de América. Después hay clubes históricos que han quedado a la cola presupuestariamente y deportivamente les está costando más".
Hubo una experiencia particular a nivel internacional, que fue la de ir a dirigir al básquet boliviano (clubes Calero y Leones, ambos de Potosí), un básquet ignoto para nosotros, y así la definió: "es un básquet emergente de Sudamérica, que cuenta con un calendario distinto a lo que es Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, para poder rodearse de gente que trabaje en este medio y así potenciar al torneo local y al jugador boliviano. En Potosí me encontré con gente predispuesta a que crezca, con muchas fallas en la organización y la logística, pero que también tienen el caudal económico como para hacer una liga corta y potenciada. Además es a 4200 metros de altura, con lo que eso conlleva en cuanto a adaptación y esfuerzo físico que hacen los chicos para jugar. Así como ves un tubo de oxígeno en los partidos de fútbol, en el básquet es lo mismo. Tuve tres argentinos en el plantel el primer año, y en el segundo año tuve dos. Por lo que estoy agradecido a la ciudad de Potosí y a las dos dirigencias que me han contratado porque hemos podido mejorar las estructuras y hemos podido competir".
Volviendo a General Rodríguez, a la hora de brindar un panorama a nivel local de la disciplina, se sinceró: "por haberme radicado en Entre Ríos puedo leer o informarme por las redes. Sigo las redes de Alem que es mi club y donde me inicié, sé que el PAC comenzó hace un tiempo la práctica deportiva incluso jugando torneos semiprofesionales, entonces estoy cerca desde lo informativo no desde lo presencial. Lo que yo veo es un caudal de jóvenes que están aptos para la práctica del deporte, clubes que lo hacen de manera humilde y a pulmón, que quizás nunca se terminó de profesionalizar porque no les interesa a los clubes profesionalizar una actividad deportiva sino hacerla solamente del orden social".
Para concluir la entrevista en el streaming de La Posta Noticias, el entrenador rodriguense consideró que "hoy en día va a jugar al básquet el que tiene el deseo. Esto es a nivel nacional. A los chicos hay que ir a buscarlos, hay que enseñarles, hay que mostrarles la posibilidad, porque el básquet goza de un montón de valores hermosos. Entonces si está el espacio pero no está la gente, hay que ir a buscarla. Quizás la estimulación municipal mancomunada con los clubes puede ser el inicio de la cadena para aumentar esa base de chicos rodriguenses que puedan hacer una práctica deportiva noble y sana".